En la entrega anterior de la columneta, hicimos mención del Proyecto Manhattan, como se designó a la concepción, organización, estructura y realización de las ideas y ejecución que se conjuntaron para lograr la creación en el planeta de las primeras armas nucleares. En esta, tan importantísima como oculta y desmentida empresa, se conjuntaron las más altas e importantes instancias del gobierno estadunidense, aunque ninguna supiera de manera integral para qué servirían las acciones o datos que, a la brevedad y en total secrecía, les demandaban los estados mayores de las fuerzas armadas y las cúpulas de los ministerios civiles de gobierno (bastante disminuidos, en estos beligerantes tiempos por el green power). Pero en fin, esa mención fue un mero referente y, no dudo que un tanto exagerado, del proyecto que vislumbro se está gestando (y cada día menos en las tinieblas), como única opción para que en 2024 el actual gobierno dictatorial, antidemocrático, populista, se vaya mucho y de la mano, a la finca de su gurú.
Digámoslo ya sin rodeos: No hay partido u organización política legalmente constituido, club, asociación, consejo, patronato, congregación, frente, consorcio, sindicato, unión, empresa, cofradía o cualquier otra forma de estructura que, pese a contar con grandes recursos económicos y elementos de control social, como son los medios informativos (tanto escritos como audiovisuales) que a estas fechas haya logrado en el presente, mover o ni siquiera inhibir, la acción participativa e independentista de amplios sectores sociales.
Bendimalditas redes sociales, ¡cómo han logrado constituir un verdadero bumerán! Merced a sus torpes, descarados y falsarios mensajes han provocado una lógica reacción. Antes se decía como prueba de veracidad: “¡Lo vi en la tele! o, ¡lo dijo Jacobo!” Y con estas afirmaciones, las más absurdas de las “noticias” cobraban inusitada certidumbre. Afortunadamente los tiempos fueron cambiando y para fines del siglo pasado, la gente pensaba diferente. Por eso, cuando oía algo que le parecía poco creíble, exagerado, utilitarista, convenenciero o gobiernista, lo descalificaba simplemente diciendo: eso lo has de haber oído en la tele o, te lo contó Zabludovsky. Ahora la oferta de fake news rebasa con creces las necesidades del mercado, además de que se ha diversificado la oferta de desastres, cataclismos, tragedias. Casi todas atribuidas, por supuesto, al populismo rampante que nos mal gobierna y a las tareas de zapa y corrosión de nuestras sagradas instituciones, que de manera pertinaz llevan a cabo las células clandestinas del Putin mexicano, que se esconde tras del seudónimo de M (obvio: de Moscú) y D de Delgado (que, por supuesto es otra engañifa).
Pero para variar, ya la columneta nuevamente se extravió por rumbos muy alejados de los previstos. En realidad, el tema central era uno: conversar sobre el proyecto ultrasecreto, por todos conocido como: P/I/P ¿Qué significan estas tres letras así integradas? No son un enigma irresoluble, por el contrario, se trata una intención, un propósito claro, transparente (lo cual es de agradecerse), que cada día, ya sin tapujos, disimulos o fingimientos se va presentando como inevitable: la planilla “INE”, que surgiría como la única posibilidad real de enfrentar electoralmente a la 4T.
Para tan aventurado juicio se me ocurren algunas ideas, por ejemplo: la mal llamada, revocación del mandato o, la ley sobre la energía eléctrica, ¿las perdió Morena? En la primera obtuvo varios millones de sufragios a favor de la ratificación, aunque no la tramposa votación necesaria para que la obvia minoría, impidiera el reconocimiento formal de una abierta expresión popular. En la segunda, quedó evidente: Morena es, en la Cámara de Diputados, una mayoría permanente, aunque no siempre calificada. La Alianza Va por México es una permanente minoría y cada día más descalificada. Y, tengamos claro, muy claro: para llevar a cabo una profunda reforma electoral, Morena sólo requiere de una simple y modesta mayoría. Sin actitudes de prepotencia, pero menos aún de condescendencia, la reforma del INE, antes de las elecciones en las seis entidades federativas que están a la vista, tiene que realizarse como condición indispensable para la credibilidad mínima en la honorabilidad del proceso. Del resultado de estos comicios, tendremos datos ciertos sobre lo que pueda pasar en 2024 pero, sobre todo, de la capacidad y de la calidad humana con la que habremos de decidir nuestro futuro inmediato y de más largo plazo. Como ven, lo de mañana, pensémoslo, define el porvenir.
Twitter: @ortiztejeda