Ciudad de México. La exigencia de “justicia, justicia, justicia” retumbó una y otra vez durante la marcha que congregó a integrantes de diversas agrupaciones feministas, ayer en la Ciudad de México, y en la que recordaron que la cantidad de desapariciones y muertes por razón de género de mujeres, niñas y adolescentes en México es “escandalosa”.
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A la caminata, convocada por Marea Verde México, acudieron mujeres y algunos hombres, así como familiares de víctimas. La protesta pacífica arrancó pasado el mediodía desde la Estela de Luz hacia el Zócalo capitalino. Se escuchó fuerte que no es creíble que la muerte de Debanhi Escobar Bazaldúa, en Nuevo León, haya sido un accidente y exigieron esclarecer los hechos. “No fue accidente, fue feminicidio”, “no se cayó, a ella la mataron” y “Debanhi, hermana, aquí está tu manada”, fue la constante.
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Las mujeres en su mayoría portaron alguna prenda morada y pancartas, cartulinas y mantas, en las que se leía “grito hoy, porque si mañana no estoy, quiero que griten por mí”, “no estamos todas” y “que nuestras hijas no sean las próximas”.
Renata Villarreal, de Marea Verde México, dijo a La Jornada que hay “más de 90 mil desaparecidos en el país y 25 por ciento son niñas entre 13 y 17 años; además, al día hay 11 asesinatos de mujeres y nueve niñas desaparecen”.
A medida que avanzaban por Paseo de la Reforma, la única marca que dejaba el paso del contingente fueron las fichas de búsqueda que pegaron en mobiliario urbano, en la base del Ángel de la Independencia y en las letras CDMX que se encuentran en la explanada del Zócalo, las cuales también les sirvieron de templete improvisado, y en donde dejaron una “ofrenda” consistente en veladoras, flores y fotografías de aquellas que “ya no están”.
En ese lugar y en la glorieta de “las mujeres que luchan”, pasaron lista: “Debanhi, presente; Monse, presente; Fátima, presente; Carol, presente; Victoria Guadalupe; presente; Abril, presente; Ana Lilia, presente; Érika, presente…” y dejaron en claro que “no es una, somos todas”.
Avance por Madero
La presencia de las feministas causó revuelo entre los comerciantes establecidos en la calle peatonal Madero, que desemboca en la plancha del Zócalo. Al avance del contingente las cortinas metálicas de los comercios iban cayendo y los empleados de los restaurantes de la zona guardaron velozmente las mesas y sillas que tenían frente a sus fachadas, al tiempo que los comensales se resguardaban en el interior de los locales.
Esto motivó que las manifestantes gritaran “miedosos” y “nosotras no violamos”. Puesto que la protesta amplió su recorrido, no había ningún tipo de resguardo policiaco para desviar al contingente, por lo que las mujeres tomaron dicha calle, lo que tomó por sorpresa a los comerciantes y clientes.
El clamor reiterado fue: “no, no, no, no es un hecho aislado, los feminicidios son crímenes de Estado” y exigieron que, “con falda o pantalón, respétame cabrón”.
Ningún monumento, mobiliario público, luminaria o fachada de algún edificio sufrió afectaciones por pintas o golpes, porque “nuestra única arma es el enojo, la rabia y la exigencia de justicia”.