Ciudad de México. El retiro de la emblemática palma de una de las cinco glorietas del Paseo de la Reforma deja “una enorme tristeza” porque fue un referente de identidad no sólo de la Ciudad de México, sino del país, señaló la historiadora Ángeles González Gamio.
De la palma, alta y de esbelta elegancia, se sabe “con certeza que tiene más de 100 años porque aparece en una foto de 1920” y se convirtió en un punto de encuentro obligado para los capitalinos.
La colaboradora de este diario desde 1992 comentó que en innumerables ocasiones la planta arborescente fue para las personas un lugar de referencia para tener una cita de trabajo o simplemente de reunión entre conocidos, amigos y familiares.
“Nos vemos en la glorieta de la palma”, llegó a decir González Gamio en diversas ocasiones, por lo que se pronunció a favor de que sea colocado en la glorieta otro monumento natural y no urbano.
Respaldó la propuesta del gobierno capitalino de someter a consulta de los ciudadanos la especie natural que podría ocupar el lugar de la palma que murió y que fue retirada anoche de su glorieta. Entre las opciones se encuentran otra palma o una ceiba, jacaranda, ahuehuete, fresno o grevillea.
Hizo referencia a la publicación de una de sus colaboraciones en julio pasado, en la que expuso que los patrimonios más valiosos de una ciudad son sus árboles y variedad de especies que se han sembrado en las décadas recientes.
“Es una tristeza ver a las otrora espectaculares palmeras con las grandes hojas amarillentas, secas y contraídas. Su nombre genérico es phoenix canariensis porque la belleza de sus ramas se compara con la de las plumas de la mítica ave fénix”, escribió.
A pesar de que la palma fue colocada en la primera de las cinco glorietas construidas en el Paseo de la Reforma en la parte final del siglo XIX y de que no se trató de una construcción urbana, refrendó que dio identidad a la Ciudad de México.