París. Francia vivió ayer su jornada de reflexión antes de decidir si relige al centrista Emmanuel Macron en la presidencia o lo cambia por su rival ultraderechista Marine Le Pen, elección crucial seguida de cerca en el mundo.
Macron y Le Pen, con 27.85 y 23.15 por ciento de votos obtenidos en la primera vuelta, respectivamente, se disputan como en 2017 la presidencia en la segunda ronda de hoy tras dejar atrás a 10 candidatos, entre ellos el izquierdista Jean-Luc Mélenchon, con casi 22 puntos porcentuales.
Tras la jornada de reflexión, cuando está prohibido difundir sondeos y hacer campaña, los colegios electorales en Francia metropolitana abrirán a las 8 horas locales, pero los franceses en los territorios de ultramar y América ya empezaron a votar por la diferencia horaria. A partir de las 20 horas, al cierre de los colegios, se conocerán los resultados.
Casi 49 millones de franceses tienen en sus manos elegir qué país quieren hasta 2027, una decisión que podría implicar un cambio en las alianzas internacionales de esta potencia nuclear y económica si la heredera del Frente Nacional sale elegida.
Cinco años después de las anteriores elecciones, Francia no es el mismo país: protestas sociales marcaron la primera mitad del mandato de Macron, una pandemia mundial confinó a millones de personas y la ofensiva rusa en Ucrania sacudió con fuerza el continente europeo.
El mandatario saliente, candidato de La República en Marcha, aboga en cambio por más Europa, ya sea en materia económica, social o de defensa, y recuperar su impulso reformista y liberal, con su propuesta estrella de retrasar la edad de jubilación de 62 a 65 años.
Le Pen, de Agrupación Nacional, propone inscribir la “prioridad nacional” en la Constitución, para excluir a extranjeros de ayudas sociales, y aboga por abandonar el mando integrado de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y reducir las competencias de la Unión Europea.