Una mujer policía y otros tres elementos de la ronda comunitaria apostados en la caseta de vigilancia sobre la carretera federal observan y saludan a los visitantes o a quienes cruzan en sus vehículos, enseguida aparece un letrero grande a manera de bienvenida con la leyenda: “Cherán, aquí nos regimos bajo nuestros usos y costumbres”. Es la mañana del 17 de abril, fecha programada por el Consejo Mayor para realizar las actividades en conmemoración de los inicios de la lucha de este valiente pueblo por la defensa de su gente, sus bosques y territorios, asediados 11 años atrás por bandas de talamontes y extorsionadores, responsables del saqueo de los recursos naturales y del asesinato y desaparición de más de una veintena de comuneros.
La plaza principal fue el sitio donde desde temprano se empezaron a congregar comuneros de todas las edades, grupos de estudiantes con sus maestros de las distintas escuelas de educación básica, representantes de los cuatro barrios, miembros de la ronda comunitaria, del Consejo Mayor y de los consejos operativos, además de reporteros de medios alternativos, así como invitados de otras comunidades indígenas de la entidad y organizaciones de diversos lugares del país y del extranjero.
Las actividades dieron inicio con el acto cívico-cultural, donde se rinden honores no sólo a los símbolos patrios, sino también a los propios del pueblo purépecha, como su bandera de cuatros colores, que simbolizan a las cuatro grandes regiones: verde (meseta), azul (lacustre), amarillo (cañada de los 11 pueblos) y morado (ciénaga de Zacapu); en el centro del lienzo se aprecia un escudo formado por una piedra de obsidiana (representa a la deidad Curicaueri), donde se desprenden grupos de flechas que se proyectan hacia los cuatro puntos cardinales, una mano empuñada que significa la unidad de los purépechas, y abajo la frase: Juchari Uinapekua “nuestra fuerza”. La bandera purépecha es custodiada por cuatro niñas de la comunidad y mientras hace su recorrido los presentes levantan el puño izquierdo en señal de saludo, de fondo se escucha una pirekua (canto tradicional) alusivo al pueblo de Cherán.
Enseguida una comunera del Consejo Mayor da la bienvenida a los presentes y otros comuneros hacen el recuento de lo sucedido aquella mañana del 15 de abril de 2011, cuando los cheranenses resolvieron decir basta y enfrentar a los “malos”, como ellos identifican a quienes depredaban los recursos naturales de la comunidad y eliminando físicamente a quienes se oponían. Fueron 18 caídos y cuatro desaparecidos el saldo rojo de esos días de lucha, por quienes se exige justicia y castigo para los responsables.
Luego, vino el recorrido por los cuatros barrios del pueblo, encabezando la marcha la escolta de la ronda comunitaria, seguida por el Consejo Mayor, los consejos operativos e integrantes de las diversas comisiones, así como las comunidades escolares y grupos musicales. A su paso se iban sumando cada vez más comuneros a la marcha, demostrando una relación fraterna y directa entre los representantes comunales y los habitantes, no podría ser de otra manera, pues aquellos son nombrados directamente en cada uno de los barrios a los que pertenecen en asambleas donde participan los comuneros mayores de edad, así como ellos saben, a mano alzada o poniendo su cuerpo frente a quienes quieren elegir para el encargo de que se trate, de acuerdo, precisamente, con sus “usos y costumbres”. Como lo dice un comunero, “aquí nada tienen que ver los partidos políticos, pues estos nunca fueron capaces de resolver los problemas que enfrentábamos, por el contrario, tenían al pueblo dividido”.
Durante la marcha, una comunera del Consejo Mayor comparte que una de las primeras tareas que debe realizar todo integrante de esta instancia es hacer un recorrido por el territorio para conocer de manera el estado en el que se hallan bosques, ríos, ojos de agua, pastizales y demás recursos con los que cuenta el pueblo de Cherán, incluyendo sus empresas comunales promovidas en estos 11 años de gobierno autónomo. Esta tarea les lleva varias semanas, pero son vitales para tener el mejor diagnóstico de la situación en la que reciben la comunidad y así proyectar sus planes de trabajo.
Finalmente, la multitud arriba a la plaza principal para participar del banquete, el exquisito “churipo” (caldo de res) cocinado –con leña traída del cerro– por las comuneras en recipientes montados sobre piedras. El ambiente de paz, armonía, colectividad y solidaridad que se respira en Cherán no es fortuito, es fruto de la lucha, organización, disciplina y sobre todo de la dignidad de sus comuneros de todas las edades y género, de las valientes mujeres y jóvenes que encabezaron la lucha la madrugada de aquel histórico día de abril.
El formidable esfuerzo del pueblo de Cherán K’eri por avanzar en su autodeterminación, no tiene otra posibilidad más que consolidarse y ser ejemplo para otras comunidades indígenas o no, como afortunadamente ya ocurre en varios lugares de la geografía michoacana y nacional. En un contexto internacional de agudización de la crisis capitalista, del desastre climático mundial, de pandemias y de guerras híbridas que amenazan, hoy más que nunca, con la destrucción de la especie humana y la vida en el planeta, está claro que las alternativas a dicha crisis se encuentran y se construyen en ejercicios de poder comunal, como el de Cherán y otros pueblos indígenas del mundo. ¡La lucha sigue!
* Profesor e investigador educativo