La noticia llegó de donde nadie la esperaba y por boca de un general casi desconocido, pero generó este viernes un gran debate en todo el mundo acerca de si lo que dijo Rustam Minnekayev, subjefe del Distrito Militar del Centro, es sólo una opinión personal o se fue de la lengua y el ejército ruso tiene –en lo que el Kremlin denomina “segunda fase de la operación militar especial”– una nueva estrategia: conquistar el sur de Ucrania y llegar hasta la frontera misma con Transnistria, región separatista que no se supedita a Moldavia.
Al hacer uso de la palabra en la asamblea anual de la unión de empresas de la industria militar en la región de Sverdlovsk, en los Urales, el general Minnekayev, citado por las agencias noticiosas rusas, explicó: “A partir de la segunda fase de la operación militar especial, y de hecho ya comenzó hace dos días, uno de los objetivos de nuestro ejército es establecer un control pleno sobre la región del Donbás y el sur de Ucrania. Ello hará posible tener un corredor terrestre hasta Crimea y dominar centros vitales de la economía ucrania, sus puertos del mar Negro, que utiliza para sus exportaciones agropecuarias y metalúrgicas”.
Después de esta revelación, Mi-nnekayev se sinceró: “Además, el control sobre el sur de Ucrania es una salida más hacia Transnistria, donde hay casos de persecución contra los habitantes de origen ruso”, que representan 34 por ciento del total, apenas por encima medio punto porcentual de los moldavos, el segundo grupo étnico, y 10 por ciento más que los de origen ucranio, el tercer grupo.
Según el general, “Al parecer, ahora estamos en guerra con todo el mundo, igual que en los años de la Gran Guerra Patria (como se denomina en Rusia a la Segunda Guerra Mundial), toda Europa, el mundo entero estaban contra nosotros. Lo mismo pasa ahora, ellos nunca han querido a Rusia”.
Si lo dicho por Minnekayev es en verdad, la nueva estrategia del ejército ruso tendría que doblegar a Odesa y Nikolayev, que oficialmente no son objetivos de Rusia, para llegar a Transnistria. En ese contexto preocupante, llama la atención el anuncio de que en la región de Jerson, ya bajo control ruso, se quiere celebrar un “referendo” para declararse “república popular”, independiente de Ucrania a imagen y semejanza de Donietsk y Lugansk.
El vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, se lavó las manos y no quiso comentar si, en el contexto de las sorprendentes declaraciones de Minnekayev, se han ampliado los objetivos de la “operación militar especial”, que son “proteger a la población del Donbás”: “De nuevo no voy a hablar de cuestiones que tienen que ver con la operación militar especial”, respondió a los reporteros de la fuente.
Ante preguntas acerca de cómo ve el futuro del sur de Ucrania, Peskov repitió: “Esto de alguna manera está relacionado con la operación, lo dejo sin comentarios”.
No es claro si Minnekayev contó con autorización de sus superiores para lanzar su bomba verbal. El ministerio de Defensa sólo sostuvo que está “estudiando” las palabras del general en los Urales.
En contraste, la dependencia militar de Ucrania, en un comunicado, afirmó que las palabras de Minnekayev significan que “Rusia busca con esta guerra sólo ocupar el este y el sur de Ucrania, el imperialismo tal cual es”, mientras la oficina de la presidencia ucrania quiso recordar al respecto que “muchos planes del Kremlin han fracasado gracias a nuestro ejército y pueblo”, escribió en Twitter su titular, Andrey Ermak.
Negociaciones, ¿estancadas?
El canciller Serguei Lavrov señaló que Rusia no se opone a que otros países ejerzan de garantes de la seguridad de Ucrania, siempre y cuando esas garantías, si son aceptables para Kiev, no creen amenazas para nadie.
Según él, “las negociaciones están estancadas. Siguen sin respuesta las propuestas que enviamos hace siete días. Cuando le preguntaron al presidente ucranio, Volodymir Zelensky, qué piensa de las iniciativas rusas respondió no tener conocimiento de las mismas. “No me corresponde evaluar hasta qué punto domina la situación, pero define muy bien ese proceso que llaman negociaciones”.
Para el jefe de la diplomacia rusa, “cada día escuchamos declaraciones de representantes ucranios de todo tipo, incluido el mandatario Zelensky, que nos hacen pensar que no necesitan estas negociaciones, que ya se resignaron a su destino”.
Sin embargo, este mismo viernes el jefe de los negociadores rusos, Vladimir Medinsky, reconoció en las redes sociales que, desde el más reciente encuentro presencial en Estambul hace casi un mes, ha sostenido “varias conversaciones largas” con su homólogo ucranio, David Arakhamia.
Las reuniones presenciales no se han vuelto a celebrar por el dramático asedio de Mariupol, prácticamente bajo control de las tropas rusas, pero hasta donde se ha filtrado a la prensa ucrania los grupos de trabajo siguen debatiendo sobre aspectos concretos de eventuales entendimientos.
Se dice que dos son los acuerdos que están más avanzados, uno de carácter político que se refiere al compromiso de Ucrania de declararse país neutral, sin bloques militares ni armamento nuclear, y otro sobre respeto recíproco de su cultura, que incluye las cuestiones del idioma y la enseñanza en ruso en Ucrania y en ucranio en Rusia.
Hasta el momento las mayores controversias, aparentemente, se dan a la hora de definir las fronteras de Ucrania al terminar la guerra.
Está sobre la mesa la propuesta rusa de establecer esos límites donde se encuentren las tropas de ambos países el día que se firme la paz, que choca frontalmente con la posición ucrania que es recuperar el territorio que tenía hasta el 24 de febrero, cuando empezó la invasión rusa.