Una serie de estudios científicos publicados recientemente muestran nuevos impactos nocivos en la salud humana, animal y vegetal del glifosato y otros agroquímicos usados en la producción agrícola y alimentaria. Además de las graves consecuencias ya conocidas por exposición directa a estos agrotóxicos, varias investigaciones se enfocan en el efecto de los residuos que quedan luego de su aplicación en cultivos. Por ejemplo, la presencia de glifosato en el cuerpo humano debido a la ingestión de residuos en alimentos y agua y también los efectos de residuos del agroquímico que permanecen en los suelos. Uno de los impactos del glifosato que se muestran es la muerte de microbios benéficos dentro de los organismos y el desequilibrio que esto ocasiona en los sistemas digestivo e inmunológico de seres humanos, animales e insectos. Otro aspecto muy preocupante es que genera consecuencias negativas intergeneracionales.
Luego de que la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer de la OMS revisara cientos de artículos científicos y que a partir de ello declarara en 2015 que el glifosato es cancerígeno en animales y probablemente en humanos, se ha publicado un volumen importante de artículos científicos que lo confirman y que agregan otros aspectos.
Un estudio canadiense publicado en 2022 estudia la asociación de enfermedades neurológicas y siquiátricas con la disrupción de la flora intestinal en humanos debido al glifosato, disrupción que además tendría impactos intergeneracionales. Es un enfoque nuevo que plantea resultados muy preocupantes. Se interroga sobre los impactos de la alteración a largo plazo de la relación saludable del eje intestino-cerebro-microbioma y la persistencia de estas alteraciones en generaciones siguientes (Barnett et al, https://tinyurl.com/5n8p2h2b).
Otro estudio señala que, además de los efectos ya conocidos de disrupción hormonal, la presencia de residuos de glifosato y/o sus metabolitos en mujeres en periodo de post-menopausia se asocia a la metilación de ADN, una alteración molecular que puede causar cáncer y acelerar el envejecimiento celular (Lucia et al, 2022, https://tinyurl.com/3frabwbc).
En el caso de las abejas, además de los impactos conocidos de muerte en las colmenas por deriva de agrotóxicos, dos estudios publicados en 2022 encontraron que el glifosato produce desregulación del sistema inmune de las abejas. Ya se había notado lo mismo en ratas de laboratorio. Un equipo de investigadores de la Universidad de Texas encontró que, al igual que con los antibióticos, el glifosato mata parte de la flora intestinal de las abejas, lo cual debilita su sistema inmunológico y aumenta la vulnerabilidad ante enfermedades (Motta et al, 2022 https://tinyurl.com/2p9fysek).
Otro estudio de investigadores de universidades de Canadá analizó el efecto del glifosato y otros herbicidas, fungicidas y plaguicidas, que afectan tanto a abejas como a otros insectos que entran en contacto con esos agrotóxicos por su presencia en plantas y suelos. Encuentran que esto deteriora seriamente la microbiota de insectos y animales, además de disminuir la presencia de microbios benéficos en suelos y ambiente (Daisley et al, 2022 https://tinyurl.com/3m2f8ve6).
En estos y otros estudios, hay mucha preocupación por la devastación de la diversidad microbiana debido a los agrotóxicos, algo que otras investigaciones han comprobado en seres humanos, derivando en mayor vulnerabilidad inmunológica.
Por su parte, un estudio finlandés mostró que los residuos de glifosato presentes en el suelo afectan la producción de fitohormonas de cultivos no-objetivo, alterando su rendimiento y defensas naturales (Fuchs et al, 2022, https://tinyurl.com/2s4jtfc4).
El glifosato es el agrotóxico más usado de la historia de la humanidad, ya que además de la agricultura las empresas promovieron su uso en jardinería, en parques y bordes de caminos y carreteras, entre otros usos, lo cual aumentó su diseminación geográfica y la presencia de residuos en suelos y fuentes de agua. Pero el aumento exponencial del uso se debe a los cultivos transgénicos, que en su casi totalidad son tolerantes a este herbicida, ahora en conjunto con varios otros agroquímicos de gran toxicidad, debido a que el uso intensivo generó resistencia en más de 250 plantas invasoras, lo cual llevó a las empresas a adosarle cada vez más sustancias de alto riesgo.
Lo que explica esta escalada tóxica, con enormes consecuencias negativas en la salud de todas y todos, en las plantas, animales y ecosistemas, es que son unas pocas empresas trasnacionales las que dominan más de dos terceras partes del mercado global de semillas y agrotóxicos. Pese a que la agricultura sin químicos es viable, más sana y más nutritiva, consiguieron imponer el uso de tóxicos y generar dependencia de los agricultores industriales, medianos y hasta chicos, con la connivencia y apoyo de gobiernos. En México existe un decreto, limitado, pero que al menos exhorta a la eliminación del uso de glifosato para 2024. Pese a las maniobras y falsedades de las empresas de venenos y sus representantes como Proccyt, que defienden sus ganancias a costa de la salud de todos, es imprescindible avanzar hacia una agricultura sin agrotóxicos y sin dependencia de las trasnacionales.
* Investigadora del Grupo ETC