Nueva York. Metropolis, Bruce Lee, El Pájaro Loco. Una cobra de mascota. Todo esto ha servido de inspiración para las actuaciones de Nicolas Cage, a veces en homenajes privados que el actor ha usado como moldes para construir algunos de sus personajes más exagerados, erráticos y conmovedores.
Del mismo modo, una conversación con Cage tiene una amplia gama de fuentes. En una entrevista reciente y ecléctica antes del estreno de The Unbearable Weight of Massive Talent (El peso del talento), Cage hizo referencias a Picasso, Elia Kazan, Timothée Chalamet y Francis Bacon. Un libro de entrevistas con Bacon, The Brutality of Fact, por ejemplo, ayudó a Cage a definir su atracción por las interpretaciones intensas, incluso grotescas, “aquello que no es obviamente hermoso”, dijo, en vez de optar por el naturalismo.
“Y he abordado mi percepción pública como actor, así como la forma en que diseño mi trabajo cinematográfico, con ese concepto en mente: no temerle a ser feo de comportamiento o incluso de apariencia”, señaló Cage, “para crear esa especie de gusto que tienes que descubrir”.
Con más de 100 películas en su haber, Cage, de 58 años, ganador del Óscar por Leaving Las Vegas (Adiós a Las Vegas), astro de cintas de acción como Con Air (Riesgo en el aire) y fuente de innumerables memes en Internet por sus momentos más teatrales en películas como Face/Off (Cara a cara), ha sido por años uno de los actores con gustos más particulares en el cine.
Sin embargo, al ser “un surrealista aficionado”, como se refiere a sí mismo, ha emergido, incluso después de participar en una serie de películas menores para pagar impuestos atrasados y salir de deudas, como una de las estrellas más queridas de Hollywood. Como dice el director de Unbearable Weight, Tom Gormican, “la simple imagen de su rostro hace feliz a la gente”.
Pero incluso para el volátil Nicolas Cage, The Unbearable Weight of Massive Talent representa algo diferente. En esta película, el actor se interpreta a sí mismo. O más bien una especie de versión distorsionada de sí mismo, como en una casa de los espejos, que a veces interactúa con su yo más joven. La cinta es un gran homenaje a Cage en la que el actor de alguna manera logra satirizar las percepciones de sí mismo y actuar como esos personajes con sinceridad.
“La característica para mí siempre ha sido que, sin importar lo que diseñe, ya sea ridículo –y a menudo lo es– o sublime, tiene que estar fundado en un contenido emocional genuino”, dijo Cage.