Río de Janeiro. El clamor de los tamboriles ayer volvió a retumbar en Río de Janeiro, con el primer carnaval desde la pandemia que promete desfiles cargados de emoción y brillo así como de un espíritu de resistencia.
El emblemático Sambódromo, convertido en centro de vacunación durante la crisis sanitaria, vio desfilar de nuevo a las carrozas engalanadas y a miles de bailarines con plumas y lentejuelas que podrán al fin desvelar los suntuosos espectáculos imaginados inicialmente para 2021.
“Quiero que llegue pronto, ha demorado mucho, la vida es alegría, no tristeza”, resumía durante un reciente ensayo Maria Cristina Silva, integrante de la tradicional escuela de samba Portela.
Más de 660 mil personas fallecieron de covid en Brasil, una cifra sólo superada por Estados Unidos.
Ahora, con más de 75 por ciento de la población vacunada con dos dosis y después de haber retrasado dos meses la cita de 2022 por la variante ómicron, Brasil curará su saudade de carnaval con 12 desfiles nocturnos.
“El mayor espectáculo de la Tierra volvió: ¡Habrá carnaval!”, exclamó el miércoles el alcalde de Río, Eduardo Paes, al entregar como es costumbre las llaves de la ciudad al Rey Momo, una excéntrica figura que reina durante los festejos.
Unas 75 mil personas asistirán cada noche al espectáculo, mediante comprobante de vacunación.
Resistencia
Las 12 escolas de samba contarán cada una una historia, que será rigurosamente evaluada por un jurado en categorías como disfraces, percusión, carrozas, tema escogido y fluidez del desfile.
Este año, una mayoría abordará temáticas afro.
En la primera noche desfilaron escuelas tradicionales como Salgueiro, cuyo enredo Resistencia está inspirado en las protestas antirracistas ocurridas tras la muerte del estadunidense George Floyd, en 2020, y Mangueira, que rinde homenaje a íconos negros de su comunidad.
Viradouro, vencedora del último concurso, recordará el carnaval de 1919, cuando todavía no existían las escuelas de samba pero los cariocas se volcaron masivamente a las calles para celebrar el fin de la llamada gripe española.
La segunda jornada recibirá a otras agrupaciones con temática afro, como Portela, inspirada en las semillas de la cultura africana en Brasil; también Grande Rio y Mocidade, que homenajean a las divinidades de origen africano Exu y Oxossi.
Cada escola dispone de entre 60 y 70 minutos para recorrer la pista del Sambódromo –de 700 metros de largo–, con entre 3 y 4 mil integrantes y hasta seis carrozas gigantes.
Este año, esas asociaciones con décadas de historia recuperaron parte del financiamiento público que el anterior alcalde de Río, el evangélico Marcelo Crivella (2017-2020), suprimió al rechazar esta fiesta popular.
Pero el sector privado financia la mayor parte de los desfiles, que alcanzan sumas de varios cientos de miles de dólares.
La seguridad, cuyas fallas provocaron varios accidentes en el pasado, también estará en la mira, después de que una niña de 11 años falleciera ayer tras ser aplastada la noche del miércoles por una carroza a la salida del Sambódromo, confirmó la Secretaría de Salud de Río.
Festejar para no olvidar
Aunque la pandemia también ha enlutado a las escolas, con la muerte de integrantes, familiares y amigos, el Sambódromo ofrecerá “una fuerte afirmación de la vida”, sostiene el historiador Luiz Antonio Simas, autor de varios libros sobre el carnaval.
Y es que en las sociedades como la carioca, profundamente marcadas por el pensamiento africano, “lo contrario a la vida no es la muerte sino el olvido. Y festejar es una forma de no olvidar, de superar el horror”, explica.
El carnaval traerá también un alivio para sectores económicos afectados por la pandemia, como el hotelero, que espera una ocupación en torno a 85 por ciento durante el fin de semana, aunque con una caída de extranjeros (14 por ciento de los asistentes previstos, frente a 23 en 2020), según la Asociación de la Industria Hotelera de Río de Janeiro.
De acuerdo a datos oficiales, el carnaval mueve unos 800 millones de dólares en la economía carioca y genera trabajo directo para al menos 45 mil personas.
La alcaldía no autorizó este año los desfiles callejeros que se organizan normalmente en paralelo, pero algunos blocos de menor porte anunciaron que realizarán sus cortejos carnavalescos, con el potencial de arrastrar a miles de personas por las calles.