Así como hizo para su libro La noche de Tlatelolco, en el que recoge infinidad de testimonios sobre el movimiento estudiantil de 1968 y el crimen de Estado que le puso fin, la escritora Elena Poniatowska alentó a la actual generación de jóvenes a reunir experiencias sobre la pandemia de covid-19 y conformar con ese material una obra literaria.
“Sería muy bonito hacer una especie de nueva La noche de Tlatelolco, porque nos puede servir en el futuro, porque puede, además, ser parte de nuestra vida y de la sociología de nuestro país, y de un ejemplo para otros como el nuestro que han sufrido y no han podido hacerse oír”, consideró la también periodista y colaboradora de La Jornada.
“Que ustedes escriban es un regalo de ustedes para ustedes, para nosotros, para los otros, para mí, porque, finalmente, los escritores escribimos, claro, de nosotros mismos a veces, pero, en general, de lo que ustedes son capaces de regalarnos y de comunicar.
“La comunicación es el primer paso del amor. Entonces, es un ámbito amoroso. Estamos viviendo momentos privilegiados; para mí van a ser, posiblemente, los últimos que viva, porque ya tengo 90 años, pero creo, por ejemplo, que podremos recordar una mañana limpia como la de hoy, una mañana transparente, una mañana en la que estábamos sentados los unos al lado de los otros y oyéndonos.”
Elena Poniatowska recibió este viernes un homenaje de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la sesión inaugural de la Fiesta del Libro y la Rosa 2022, en el foro que lleva su nombre. ¿El motivo? Sus 90 años de vida, que cumplirá el 19 de mayo.
Desde el momento de su llegada, la cual hizo acompañada por el rector Enrique Graue, y hasta que se retiró del Centro Cultural Universitario tras firmar varios ejemplares de sus obras y tomarse numerosas fotos y selfis con sus seguidores, la autora fue cobijada por la admiración, la alegría y el cariño de la comunidad universitaria, de entre las que destacaron decenas, sino es que cientos, de jóvenes estudiantes que emocionados la ovacionaron en todo momento.
Como parte del tributo, “la Elenita de México”, como la llamó el rector Graue al darle la bienvenida a las instalaciones universitarias, escuchó con atención y por momentos conmovida una serie de testimonios escritos y leídos por alumnos de las diversas facultades y escuelas de ese centro educativo sobre cómo el nuevo coronavirus cambió el rumbo de sus vidas.
Los textos aludieron a hechos de violencia intrafamiliar, desencanto de la vida, la pérdida de seres queridos, la intención de abandonar los estudios para dedicarse a trabajar o la dificultad de ser madre y, al mismo tiempo, tener que estudiar y trabajar. Textos de sentido incluso trágico, pero en los que al final se percibió la capacidad de resiliencia y la esperanza.
“Ojalá los testimonios que acabamos de oír se pudieran divulgar y ser leídos por mucha gente. Es muy importante que se pudiera hacer un libro que recogiera las voces de todos ustedes, de todos los que sufrieron, incluso los que no tuvieron amenazas sicológicas”, señaló la autora.
A pregunta del público, Poniatowska contó que en estos dos años de pandemia se dedicó a escribir: “No puedo decir que sufrí, porque escribir es un acto solitario. Sólo están la máquina de escribir, la mesa de trabajo y lo que uno tiene en el corazón, en la panza y, supongo, en la cabeza, aunque a veces no hay nada en ella. Pero, finalmente, eso hice en este tiempo”.