Tras las 25 mil concesiones mineras que se otorgaron de 1992 a 2018 –en la presente administración no se ha entregado ninguna–, que involucran 106 millones de hectáreas de territorio nacional hay un fenómeno que afecta al país y beneficia al sector privado: la especulación, la cual se ha intensificado con la fiebre del litio, concluye Violeta Núñez Rodríguez, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana.
En su publicación, La batalla por el litio de México, la especialista señala que los 100 años de vigencia que tienen las concesiones mineras en México, más el bajo costo al que fueron otorgadas (de 8 a 188 pesos semestrales por hectárea), han servido para que empresas, sobre todo extranjeras, especulen para obtener ganancias sin invertir en el país para producir minerales.
Ganar sin producir
Esto coincide con un señalamiento de las organizaciones Mining Watch Canada, Red Mexicana de Afectados por la Minería y Colectivo GeoComunes de que la gran mayoría de los proyectos de litio que hay en México están sin actividad y pertenecen a pequeñas empresas canadienses al borde de la quiebra, que tienen tácticas de especulación para generar ingresos en la bolsa de valores de Toronto.
Datos oficiales indican que hay 105 millones 939 mil hectáreas concesionadas en las últimas tres décadas (54 por ciento del territorio nacional). Sin embargo, al cierre de 2021, únicamente estaban vigentes 16 millones 833 mil hectáreas (8.5 por ciento), de las cuales, sólo 4 millones presentan producción.
Lo anterior, explica Núñez Rodríguez, es una clara muestra de la forma de operar de las compañías mineras, las cuales obtienen permisos sobre grandes áreas de tierra para especular de diferentes maneras. Por ejemplo: no invertir hasta que aumente el precio de los minerales, esperar tecnología que facilite la extracción o aguardar a que cierto mineral sea indispensable para ciertas industrias.
Mientras eso sucede, señala, las empresas poseedoras de títulos ganan en el mercado de valores gracias a la atracción de inversionistas que apuestan a que en un futuro esas tierras den frutos: “Para ser un minero en el siglo XXI no es necesario ir a explorar el terreno, ni ensuciarse y arriesgarse en el proceso de exploración, basta encontrar un bróker que recomiende invertir en un instrumento inmerso en el mercado financiero minero”.
Así, dijo, las ganancias, producto de la especulación y de lo “invertido” por el sector minero en el mercado financiero, son y pueden ser inmensas. Por ejemplo, las 50 compañías mineras más grandes del mundo agregaron 150 mil millones de dólares en valor de mercado en el último año, acumulando un tamaño de casi un billón de dólares.
Litio
Lo anterior se potencializa con el litio, pues por ejemplo, en el último par de años el precio de las acciones de Ganfeng Lithium (la productora de litio más grande del mundo se ha disparado 140 por ciento), mientras las de Bacanora (dueña del Proyecto de Litio de Sonora, el más importante de México), lo han hecho 196 por ciento en el mismo periodo.
Según cálculos de Mining Watch Canada, Red Mexicana de Afectados por la Minería y Colectivo Geocomunes en México existen 36 proyectos de capital extranjero destinados a la extracción de litio, que son controlados por 10 empresas, de las cuales solamente tres tienen actividades reales en el país.
La especulación se ha trasladado al precio del litio, pues de acuerdo con cifras de Trading Economics su valor internacional es de 75 mil dólares por tonelada, un alza de 418 por ciento respecto a los 14 mil 500 dólares en abril de 2021; no obstante, la escalada del comenzó en septiembre pasado, pues durante muchos años el precio del mineral permaneció entre 7 mil y 14 mil dólares.