El sociólogo argentino Diego Murzi señaló que es necesario dejar de ver al aficionado como “un criminal” y buscar más un deporte de convivencia, al tiempo que destacó una cultura de una masculinidad violenta dentro del futbol.
“Es un error pensar en las barras sólo como organizaciones criminales, pues se minimizan acciones”, dijo Murzi en una mesa redonda organizada por la Universidad Autónoma de México (UAM) y dirigida por el sociólogo Fernando Segura para abordar la violencia en el balompié.
Murzi, egresado del Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad de General San Martín de Argentina, señaló que como parte de los actos de la violencia en el futbol los seguidores y jugadores buscan reafirmase como el estereotipo machista de hombre.
“El futbol es uno de los gran-des vectores para generar una identidad masculina. Los aficionados buscan reafirmarse como hom-bres machos no homosexuales, incluso lo hacen con cánticos. Otra de las formas de esa construcción es bajo el esquema tradicional de soportar los golpes, no llorar, no quejarse y muchas veces es contraproducente para ellos mismos.”
María Magdalena Trujano, investigadora del departamento de sociología de la Universidad Autónoma de México, explicó que la violencia es “una explosión emocional”, la cual es complicada de contener cuando se genera dentro del futbol un ambiente precisamente para que explote.
No obstante, consideró que “las barras son un mal necesario, pues en la normalidad se construyen vacíos para la regularización y la violencia es una expresión negativa de una explosión emocional que debe tener un balance” para ser controlada.
Como parte de una mesa de introducción al tema, participaron los embajadores de Francia, Jean-Pierre Asvazadourian, y su homólogo Argentino, Carlos Tomada, quien hizo un resumen de los mecanismos implementados en su país para controlar la violencia, entre ellos la eliminación de barras visitantes.
Murzi apuntó que varias de las medidas de control implementadas en Argentina y otros países no han sido eficaces. “Muchas prácticas han estado prohibidas en los estadios y eso quita derechos a la ciudadanía”.
La polémica por la violencia en el futbol se reavivó en México luego de que un grupo de aficionados de Gallos atacó a seguidores de Atlas el 5 de marzo en el estadio La Corregidora, dejando 26 lesionados.