Ciudad de México. Una escultura de piedra poco común, de unos 60 centímetros de alto, que representa a un hombre de pie, “de total estilo mexica”, así como un enterramiento humano y gran cantidad de material cerámico y artefactos líticos fueron hallados por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el predio aledaño al que albergaba el puesto de control central del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro.
Ese inmueble se incendió en enero de 2021 y será demolido, según informó hace unos días la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum. Los trabajos de construcción de la nueva subestación de alta tensión Buen Tono, en el terreno de junto, han permitido al equipo de salvamento arqueológico del INAH investigar el área.
En entrevista con La Jornada, el arqueólogo Salvador Pulido detalló que la zona, ubicada en la colonia Centro, en la alcaldía Cuauhtémoc, fue uno de barrios de la antigua isla de Tenochtitlan, por lo que “sabíamos que al excavar encontraríamos los camellones correspondientes a las chinampas y algunos canales que daban origen al entramado de la ciudad prehispánica.
“Localizamos algunos de los pilotes de madera que se usaban con mucha frecuencia en la cimentación de las pesadas casas de la época virreinal, que se hundían rápido por las condiciones inestables del subsuelo. Nuestra sorpresa fue encontrar esa escultura de piedra que, por la posición de las manos y un agujero en una de ellas, podría tratarse de un portaestandarte; no tiene ningún elemento que lo asocie con alguna deidad en particular. Las imágenes las daremos a conocer posteriormente.
“En cuanto al enterramiento humano, es muy común encontrarlos en la Ciudad de México en un contexto habitacional. Los restos estaban bajo un piso, en una vasija tapada con una especie de plato.”
El director de Salvamento Arqueológico del INAH dijo que los trabajos de excavación de su equipo continuarán a la par de las obras del nuevo edificio del Metro. “Realizaremos una serie de excavaciones en los lugares donde se implantarán las galerías de conducción de cables del edificio para tratar de evitar una afectación al patrimonio y recuperar los bienes de procedencia prehispánica que aún nos ofreciera el predio. Calculamos estar en campo unos dos meses y luego continuar con el análisis de materiales.
México y su capital
“No conocíamos la idea de demoler el edificio de Delicias 67. El plan que nos presentó el gobierno capitalino fue para construir un inmueble muy cercano al que se incendió. En general, este tipo de obras son una oportunidad muy grande para hacer investigaciones. Desde las primeras líneas que hizo el Metro hasta la construcción de la línea 12, el INAH ha estado presente.
“La metodología del salvamento arqueológico en las líneas 1, 2 y 3 fue distinta a lo que se implementó posteriormente, lo cual nos ha permitido tener hallazgos fabulosos. Hemos aprovechado la apertura de calles para observar sedimentos o cimentaciones de las partes bajas de los muros de construcciones virreinales; es una gran fuente de información y tenemos la obligación de entregar una interpretación de todos estos vestigios.”
Por fortuna, continuó el investigador, la Ciudad de México, al igual que el resto del país, “es rica en vestigios arqueológicos y de cuando en cuando paleontológicos. En muchas de las líneas del Metro hemos tenido la fortuna de recuperar vestigios como mamuts, no en la cantidad que hay en la zona del nuevo aeropuerto, pero ha sido particularmente interesante la localización de esos restos en lo que podríamos llamar ‘aguas profundas’ del antiguo lago de Tenochtitlan.
“En el STC en la actualidad sólo estamos trabajando en el predio de la calle de Delicias, pues no hay obras de construcción de líneas del Metro, pero en el resto de la ciudad tenemos activos varios salvamentos arqueológicos relacionados con edificaciones de carácter habitacional y comercial, en terrenos distribuidos en el Centro Histórico, en Azcapotzalco, donde es frecuente que trabajemos, y en la alcaldía de Xochimilco.
“Son puntos con potencial arqueológico palpable, en los cuales recuperamos no sólo la historia de esas localidades, sino de toda la cuenca de los lagos centrales del Valle de México. La escultura que encontramos la vamos a presentar en cuanto estén los estudios y se expondrá en alguno de los museos del INAH.
“En la Ciudad de México seguiremos encontrando chinampas y canales, de lo demás no sabemos, pues encontrar piezas importantes son casos fortuitos y no necesariamente esperados, pero esa es una de las características de la investigación arqueológica: que nos sorprenda lo inesperado. Hay ocasiones en que en construcciones antiguas de carácter común se hallan maravillas cerámicas o de piedra tallada.
“El complejo relacionado con el Templo Mayor no es el único centro ceremonial de grandes edificios: había otros lugares diseminados en la isla, con edificios de gran relevancia, por ejemplo, el que encontramos en la estación Pino Suárez del Metro, el único que se conservó alrededor del mismo”, concluyó Pulido.
En la Ciudad de México existe un trámite implementado por el INAH y respaldado por el gobierno capitalino en el que se dicta que todo trabajo que realicen las empresas constructoras debe contar con el visto bueno del instituto, una vez que se han realizado las acciones de salvamento necesarias.