Ciudad de México. Para el pintor Alberto Castro Leñero (Ciudad de México, 1951) hubo “un decaimiento del aura del arte” durante la pandemia y la subsecuente crisis económica; no obstante, se congratula de que el ambiente artístico se mueve de nuevo.
“El panorama del arte siempre cambia”, recuerda quien expondrá pintura, escultura y gráfica de su serie Dominio, a partir del 30 de abril en la galería Yuri López Kullins, en Madrid. También tiene un espacio en la colonia La Joya, en la alcaldía Tlalpan.
Obra de esta misma serie fue exhibida hace cinco años en la embajada de México, en Berlín, Alemania. Luego, un organizador de proyectos la llevó al castillo Noox, en Mühlberg, cerca de la capital teutona, donde estuvo durante los meses más álgidos de la pandemia. Castro Leñero ha reforzado la exposición de la galería madrileña con litografía hecha en el taller de grabado ubicado en el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez, en la ciudad de Zacatecas. También con piezas hechas en el Centro de las Artes en Salamanca, Guanajuato, y otras realizadas en el taller La Siempre Habana, en Cuernavaca.
Obras de este conjunto, que ya suman alrededor de 80, se han expuesto, además, en el Museo de la Ciudad, en Quito, Ecuador, y en Costa Rica. Las vitrinas de la estación Zócalo –salida a Catedral– del Metro de la Ciudad de México, muestran también obras de este conjunto.
Se trata de una serie de piezas que se van concatenando una con otra: “Actualmente hago pintura expandida, armable como módulos, que funciona como fichas de dominó y ofrece diferentes posibilidades”, señala Castro Leñero en entrevista, aunque también ha trabajado esculturas y proyectos para pabellones.
La idea de hacer pabellones, con base en tubos le surgió a partir de una exposición que tuvo en el Museo Universitario de Ciencias y Arte, en Ciudad Universitaria, donde creó uno para albergar un video que realizó con guion y actores/colegas.
Notas sobre el dibujo
Sus formas vienen del dibujo y están estructuradas como trazos, aunque no se considera dibujante.
–¿Qué representa el dibujo en la obra de Castro Leñero?
–Es el fundamento; todas las formas vienen de él. El corte de una pieza de madera es una línea. Para mí, es básico el dibujo, aunque no lo practico como obra en sí, sino como herramienta conceptual y formal. Todo el tiempo cultivo el dibujo, que me ayuda a entender, respecto del cuerpo humano, donde están los hombros y las axilas, cómo el cráneo se inserta en el tórax. El dibujo es como una herramientas de notas.
Castro Leñero pertenece a una generación de artistas que aún no recibe reconocimiento pleno de las autoridades culturales del país. “Ha habido un corte allí; no se ha dado continuidad a esta presencia. Trabajábamos y vino otra corriente de arte contemporáneo que tenía que ver con esta nueva visión conceptual. Ante eso, la pintura que realizábamos se hizo a un lado y entraron en escena artistas nuevos, más orientados hacia el video y la instalación. No nada más en México, sino en todo el mundo. Por otro lado, son personas que inyectaron un nuevo lenguaje en el arte. Lo lamentable es que mi generación, que es de pintores, se haya desplazado”, lamenta.
En la actualidad, Castro Leñero cuenta con una beca del Sistema Nacional de Creadores. Los tiempos de encierro de la pandemia le sirvieron para reflexionar sobre el “gran privilegio” del que goza por dedicarse al arte. “Los apoyos que hay todavía en el arte son increíbles. México es un lugar que ha apoyado muchísimo” la creación artística.
Dueño de un sello personal y distintivo, Castro Leñero se refiere a su obra como “ecléctica”; incluso, “un poco sucia”, en la medida que “mezcla todo”. No es figurativa, aunque alguna vez lo fue; sin embargo, “la figura es como un registro que está, a veces, en algunas piezas. Es un poco como conjuntar diferentes lenguas en la obra”.
Actualmente, el artista presenta pintura y escultura con Antonio López en la Universidad del Claustro de Sor Juana, con el título Selva negra, exposición que reflexiona sobre la destrucción de la naturaleza.