Sobre la réplica de la Capilla Sixtina en el Zócalo ondea la bandera de Ciudad del Vaticano, sede de la Iglesia católica, pero quienes visitan la instalación, más que hablar de fe expresan su asombro por la calidad de la reproducción interior y exterior del recinto con los frescos de Miguel Ángel.
Christian Pérez Alas, joven integrante de la compañía de danza Memoria Muscular, se asume católico pero dice que acudió más por “la experiencia cultural, la oportunidad de conocer un lugar al que difícilmente podría viajar” y aprender de una obra que, dijo, permitió a muralistas mexicanos como Diego Rivera perfeccionar su técnica.
Fue una de las 156 personas que ayer integraron el primer bloque con el que abrió la instalación a las 9:55 de la mañana y en su primer día no tuvo aglomeraciones, pero sí una afluencia continua.
Angélica Jaramillo llegó de Coyoacán a conocer la reproducción, y aunque lamentó que en el primer módulo dedicado al Museo Vaticano las piezas carecían de ficha con la información correspondiente –“ojalá se corrija”–, por la calidad de la instalación “vale la pena otra visita”.
Rosa Elena Dueñas tiene 80 años y vive en la ciudad, pero está de vacaciones en Cuernavaca e hizo un pausa para visitar la capilla, “es algo muy hermoso, que los que no tenemos la posibilidad de ir a Roma aquí nos dimos el lujo de admirar”, y piensa en el esfuerzo de Miguel Ángel para realizar la obra.
Tampoco podía faltar la venta del souvenir oficial: libros, tazas, rosarios, monedas y videos en una carpa anexa a la capilla y en un espacio contiguo otra en la que se ofrecen artículos alusivos, a menor precio, con autorización de los organizadores, así como productos artesanales de unos 45 expositores.
Raúl, artesano de Toluca, con su marca La Chingona, dedicada a la elaboración de salsas y licores, comenta que este espacio es inmejorable para dar conocer y promover sus productos, tras “los difíciles momentos que vivimos durante la pandemia y ahora se da esta apertura para ofrecer lo que producimos desde el Zócalo”.