A partir del próximo domingo y durante tres meses, el Centro de las Artes de San Agustín Etla (CASA), Oaxaca, alojará a la exposición Oceanía. Arte ritual de Nueva Guinea. Objetos de la colección René Bustamante, la cual busca mostrar, así sea fuera de su complejo contexto cultural, los conceptos centrales y los resultados estéticos de algunos grupos humanos de ese singular continente.
Conformada por 87 piezas –sobre todo esculturas en madera, por ejemplo, un par de cráneos humanos, y objetos de uso ritual y cotidiano, como collares–, ésta fue una de las últimas muestras en cuya concepción participó el pintor juchiteco Francisco Toledo (1940-2019), junto con el antropólogo oaxaqueño René Bustamante, quien diseñó el proyecto y la museografía, además de ser el propietario de las piezas.
De acuerdo con Bustamante, a través de esta propuesta se busca dar testimonio de cómo el acto de crear ha sido un amplio y recurrente tema en las manifestaciones artísticas de los pueblos de Nueva Guinea, la segunda isla más grande de las aproximadamente 20 mil que existen en el Pacífico.
La creación y el arte, explica en entrevista, han contribuido en ellos “a construir una amplia noción de que tanto el ser humano como la naturaleza son imprescindibles y que el poder casi absoluto de la naturaleza ha alimentado una profunda reverencia donde el humano debe acomodarse sin modificar sustancialmente su entorno, del que depende totalmente”.
Desde una perspectiva más política y social, agrega, esta exposición pretende mostrar el alto grado de desarrollo de esos pueblos, que de forma arbitraria, al igual que los de África, han sido considerados primitivos según el punto de vista occidental.
En entrevista, René Bustamante afirma que “los aportes que esas culturas han dado a la humanidad son significativos y continúan dando conocimientos invaluables al resto de la humanidad”, por lo que considera imperativo reconocer sus contribuciones y enseñanzas de vida.
Señala que aun cuando las mayores islas del Pacífico han estado habitadas desde hace miles de años antes de que los europeos tomaran posesión de ellas, sus habitantes y la totalidad de sus recursos naturales corrieron el mismo patrón de despojo y explotación de otras áreas del planeta.
Deplora que Nueva Guinea, a partir de su “descubrimiento” en 1511, a cargo del navegante portugués Antonio D’Abreu, “se convirtió en un botín que hasta la fecha es expoliado por los poderes coloniales europeos. Ingleses, holandeses, alemanes y compañías trasnacionales se disputan minerales y cultivos, y están acompañados fielmente en este proceso por diferentes misiones religiosas”.
Explica que cada isla de Nueva Guinea tiene su propia diversidad física y cultural. Viven ocho millones de habitantes distribuidos en islas mayores y menores y se hablan aproximadamente 850 lenguas diferentes: “Son pequeños microcosmos de la experiencia humana: volcanes, cadenas montañosas, selvas y bosques muy densos, ríos de abundante caudal y el hecho de estar rodeados por el mar hacen de estos espacios un mosaico cultural tan diverso como complejo”.
El poco interés y conocimiento en México de la riqueza y la gran variedad de culturas de las islas del Pacífico, como Indonesia, Polinesia y Nueva Guinea, motivó el interés del antropólogo en adentrarse al estudio de esta última, e incluso visitarla en tres ocasiones, la primera en los años 90.
A partir de estos viajes, conformó su colección, la cual consta de 95 piezas, la mayoría realizadas en el siglo XX, aunque hay algunas del XIX, además de que cuenta con unas que rebasan 2 metros de altura.
Este conjunto forma parte de un acervo más grande, de 3 mil objetos de uso ritual –entre máscaras de culturas originarias de México y Guatemala, textiles y arte aborigen africano–, que René Bustamante ofreció en donación al pueblo de México en julio del año pasado (La Jornada, 12/7/2021), sin que hasta la fecha se haya consumado el acto de entrega-recepción.
“Trato de respaldar todas mis piezas con información antropológica y etnológica. La idea es recordar dónde está nuestra memoria como humanidad, lo que hemos sido, y que no estamos aislados, sino que hay una relación entre las culturas del mundo; mientras más conozcamos de otras, entonces podremos entender más de la nuestra”, subraya.