El barro ha acompañado en su evolución al ser humano, además, “es un material que tenemos muy cercano. Por eso, cada vez que a un niño o a un adulto le ponen barro en frente, se pone a moldearlo, viene en nuestro ADN”, expresa el artista mexicano Bosco Sodi (Ciudad de México, 1970).
Como parte de What goes around, comes around (Lo que se siembra, se cosecha), exposición con la que Sodi participa en la Bienal de Arte de Venecia, 2022, se presentará una instalación de 195 esferas hechas con barro en el piso del Palacio de Vendramin Grimani. La cantidad de esferas corresponde al número actual de estados-nación en la Tierra. Los visitantes los podrán mover de lugar, lo que modificará la pieza, y llevárselas al final de la exhibición. La 59 edición de la bienal se celebrará del 23 de abril al 27 de noviembre.
Para Sodi, las esferas de barro sólido, moldeadas, secadas –se tarda un año– y horneadas en su estudio de Casa Wabi, ubicada en Puerto Escondido, Oaxaca, son “objetos de energía que llevan los cuatro elementos”. El pintor y escultor, conocido por sus superficies rugosas y de fuerte colorido, empezó a trabajar el barro hace ocho años, ya que las localidades aledañas de Casa Wabi lo trabajan mucho para hacer ladrillo, entre otras cosas.
La exposición de más de 30 obras, algunas realizadas in situ, forma parte del programa colateral oficial de la Bienal de Venecia. Fue una propuesta de la curadora italiana Daniela Ferreti, a la que se sumó Dakin Hart, colaborador en otros proyectos con Sodi.
El Palacio Vendramin Grimani funciona como una residencia para un artista invitado. La idea de los curadores era “apropiarse del espacio y exponer todo tipo de obra, desde las esferas, los cubos, las rocas volcánicas y los cuadros, como si alguien viviera allí y tuviera esta bodega de comercio, que en realidad son obras de arte”.
Cada vez que Bosco Sodi realiza una obra in situ, ésta cambia por completo, debido a que todo es diferente a donde vaya: el aserrín, la temperatura, la humedad y los pigmentos.