Zapateado, danza contemporánea y una mezcla de mariachi, son jarocho y música electrónica se reúne en el espectáculo México (expropiado), propuesta de danza-teatro y cabaret, que estrenará la compañía Cóctel Explosivo el 21 de abril en el teatro Benito Juárez.
Se trata de una obra que se propone “de manera ágil y divertida hacer una crítica a la historia de los bailes regionales, así como reflexionar sobre la tradición y la técnica de los mismos, y el mestizaje nacionalista que ‘exotizó’ las danzas tradicionales indígenas”.
De acuerdo con Jessica Peña Torres, originaria de Reynosa, Tamaulipas, y directora de Cóctel Explosivo, a través de la danza, el teatro y el cabaret se proponen una especie de “deconstrucción del llamado ballet folclórico, con el propósito de reflejar una imagen más honesta e inclusiva de la mexicanidad”.
México (expropiado) es la ópera prima de Cóctel Explosivo. La idea, dice Jessica, es abordar con humor cómo surgieron, en las primeras décadas del siglo XX, los ballets folclóricos en México.
Los bailes regionales, explicó Peña Torres, “han creado un nuevo código, una técnica muchas veces inspirada en las danzas tradicionales comunitarias, así como en técnicas del ballet de danza clásica y moderna para de esa manera profesionalizarse. Eso es lo que analizamos de manera lúdica: cómo hacemos ballet folclórico en México”.
Como bailarina, añade, “siempre me sentí orgullosa de los bailes regionales y los vestuarios. No estoy en contra del ballet folclórico, sin embargo, comencé a preguntarme sobre la relación entre técnica y tradición, por qué había que dar ciertos giros o pararnos de la manera en cómo nos paramos, o movernos al ritmo del vals, como ciertas tradiciones europeas. Lo que me llevó a investigar cómo históricamente se desarrollaron y profesionalizaron los bailes regionales.
“Al estudiar la historia de México en el periodo posrevolucionario, encontré que, a partir del gran proyecto nacionalista, que buscaba configurar la identidad mexicana, surge el ballet folclórico.
“En aquel momento la danza, las artes plásticas, la música, todo estaba permeado por el movimiento nacionalista, había el anhelo de explicarle al mundo quién era México, qué es ser mexicano, qué aspectos lo definen y dan identidad. Sin embargo, la cuestión es que el proyecto nacionalista intentaba alinear a las comunidades indígenas a través del mestizaje.
“Esa bandera del mestizaje, que enarbola con orgullo nuestras raíces indígenas, creó en aquel momento histórico una serie de estereotipos, como el charro y la china poblana.
“Hoy, seguimos presentando a México como ese proyecto nacionalista lo concibió hace más de 80 años. Seguimos representando a un México de la misma manera, de una forma heteronormada, machista, racista y colorista, a la mujer idealizada que tenía que ser callada, coqueta y virgen, y ni hablar de la comunidad LGTB, pues sí uno los integra, te dicen que no estás haciendo folclor, sino algo distinto. Hay mucha crítica si alguien se sale del canon establecido”.
Con piezas como Son de la Negra, La Bruja y La Bamba, México (expropiado) se estrena el 21 de abril, a las 20 horas. Funciones sólo dos fines de semana: jueves y viernes a las 20 horas, sábados a las 19 y domingos a las 18 horas, en el Teatro Benito Juárez (Villalongín 15, colonia Cuauhtémoc, Metrobús Reforma).