A pesar de que se ha observado que las mujeres suelen presentar más efectos adversos en tratamientos de quimioterapia que los hombres, pocos estudios han investigado las causas de las diferencias del impacto de ese tratamiento y de la inmunoterapia, en las cuales ellas suelen manifestar mayor riesgo de daños colaterales.
Un estudio, realizado por la Sociedad Estadunidense de Oncología Clínica, demostró que las mujeres corren un riesgo sustancialmente mayor de padecer efectos adversos severos, o sintomáticos, en diversos tratamientos contra el cáncer. Por ejemplo, las pacientes que recibieron inmunoterapia tuvieron un índice 66 por ciento más elevado que los hombres de sufrir algún padecimiento. Entre las que recibieron quimioterapia o inmunoterapia se registraron más casos con síntomas que afectan la sangre.
El equipo, liderado por Joseph M. Unger, bioestadístico del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson, publicado en el Journal of Clinical Oncology, analizó los efectos adversos presentados en las fases II y III de pruebas clínicas realizadas entre 1980 y 2019, excluyendo a los pacientes que padecían algún cáncer específico relacionado con el sexo como el de próstata o mama. Los datos fueron obtenidos del instituto de cáncer SWOG, que opera en Estados Unidos y Canadá.
Diversos factores
Los investigadores apuntaron que las diferencias entre los efectos tóxicos y los resultados del tratamiento pueden deberse a múltiples factores. Diferencias en la manera de reportar los casos o entre la farmacocinética, la farmacodinámica y la farmacogenómica, así como en los medicamentos administrados están entre las posibles causas que generan efectos tan distintos.
“Examinamos sistemáticamente el papel del sexo del paciente en ambas experiencias, los efectos adversos, tanto sintomáticos como objetivos en múltiples paradigmas de tratamiento de cáncer, incluidas las terapias citotóxicas, inmunitarias y dirigidas”, indica el estudio.
A fin de mejorar las posibilidades de detectar las diferencias en efectos adversos derivados del sexo, “combinamos información de varias décadas de pruebas clínicas terapéuticas. Los pacientes que recibieron cuidados en el estudio fueron seguidos uniformemente para detectar los síntomas durante el tratamiento, por tanto, los análisis a gran escala y una base de datos con ensayos clínicos bien caracterizados proveen una oportunidad única de explorar este tema”, se lee.
Los investigadores señalan que las desigualdades en los efectos adversos tienen diversas posibles explicaciones. Destacan que dadas las diferencias del cuerpo, las mujeres pudieron haber recibido una dosis relativa mayor; también se ha sugerido que la adherencia en la medicación para terapias orales puede diferir según el sexo. El estudio agrega las posibles diferencias a partir de la manera que cada paciente tiene de interpretar los efectos adversos, así como de comunicarlos.
Aunque no existen tratamientos contra el cáncer inocuos para ninguno de los sexos, los expertos aseguran que “la meta en la terapia contra el cáncer es maximizar la eficacia del tratamiento y limitar su toxicidad”. Por ello, destacan la necesidad de personalizar la manera en que se trata a cada paciente.