Ciudad de México. El edificio de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), ubicado en el Centro Histórico, quedó desmantelado tras 19 meses de ser tomado por un grupo de mujeres, integrantes del llamado Bloque Negro, el cual fue recuperado el pasado viernes en un despliegue policiaco, donde se detuvo a tres personas, vinculadas a proceso por su presunta participación en el delito de narcomenudeo.
GALERÍA: Muestran edificio de la CNDH que estuvo ocupado por feministas.
En un recorrido ayer por el inmueble ubicado en República de Cuba 60, que la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México entregó formalmente a la CNDH, se pudo observar que su fachada de cantera, que data del siglo XIX, fue grafiteada, al igual que sus paredes interiores de piedra y tepetate.
La escritura violeta, verde, rosa, negra, roja y blanca se hizo patente en todos los textos colocados por igual en lo que fue la oficina de la presidencia, las habitaciones que acondicionaron como dormitorios y hasta los baños.
Paredes interiores y exteriores fueron grafiteadas, en tanto que muebles y equipo de cómputo terminaron arrumbados en los cuartos que las ocupantes no usaron como dormitorios. Foto Alfredo Domínguez.
La computadoras, impresoras, televisores, sillones, sillas y escritorios terminaron arrumbados en varios de los cuartos que no estaban ocupados por colchones o colchonetas; mientras, algunos libreros o archiveros funcionaban como “tocadores o cómodas”.
En una esquina del primer patio pintaron un enorme sol amarillo con rayos rojos, donde se lee: “mujeres siendo fuego”; en otra esquina, la imagen de un niño con la leyenda “ternura radical” y en una de las paredes, diversos textos como “lucharé por la amiga que mataron”.
En el segundo patio, donde en 1935 discutían las fracciones sindicales de cantineros, meseros y representantes artísticos de la Confederación Nacional Obrera Mexicana, levantaron un altar, donde sobresale una imagen negra de la Santa Muerte.
Oficina de la presidencia de la CNDH, donde se aprecia una pintura de Morelos vandalizada. Foto Alfredo Domínguez.
Frente a ella colocaron otra mediana de color blanco y unas pequeñas a lo largo de una mesa rectangular, donde igual se encontraron botellas de vodka, anís y cerveza que ceniceros, desodorantes, flores de papel, un busto de Ricardo Flores Magón y una muñeca encapuchada vestida de negro.
Como ofrenda, colocaron cascos antimotines, gorros y cascos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, así como semáforos de paso para peatones y vehículos; mientras, en otras habitaciones se encontraron dovelas y señalamientos viales grafiteados o pintados.
Los grafitis, los textos en demanda de justicia y en contra de violadores continuaron en el cubo de las escaleras que conducen al segundo piso, donde en una de las paredes colocaron hojas con mensajes como “las niñas no se tocan”, “nosotras decidimos” o “denuncia segura para todxs”.
Los grandes escritorios de la CNDH sirvieron para colocar botes de pintura, cajas de Amazon o contenedores con comida, que se intercalaban entre libros y expedientes de color verde, frente a paredes donde incitaban: “mata a tu violador”.
Ayer, en una marcha para exigir la libertad de las detenidas en el desalojo del edificio de la CNDH, algunas manifestantes se enfrentaron con policías. Foto Alfredo Domínguez.
La oficina de la presidencia se convirtió en bodega, donde lo mismo se observó una gran cantidad de extintores que ropa, así como la pintura de José María Morelos pintarrajeada. En la parte trasera de su escritorio pintaron la silueta de un rostro encapuchado vestido de negro con la leyenda “Okupa Cuba”.
La CNDH informó que tras ser recuperado el inmueble, encontró “botellas de bebidas embriagantes y otras con material inflamable, cohetones y bombas molotov, mariguana, instructivos para fabricar bombas caseras, así como para sembrar mariguana y listados de donantes y personas que apoyaban a quienes consumaron el despojo”.
Señaló que se requerirá de un proceso de limpieza, recuperación y mantenimiento profundos para convertirlo en un lugar de atención a víctimas, principalmente mujeres, y de recepción de quejas.
En 19 meses, “se usó y abusó de lo que pretendió vestirse de protesta social, desde la cual se pretendió crear una ínsula de impunidad”, ante la complacencia de “funcionarios, legisladores y una organización internacional que, además de financiar, encubría lo que ahí pasaba a espaldas de la ley”, agregó el organismo y precisó que el lugar quedó bajo resguardo del Servicio de Protección Federal.