Washington. El gobierno de Estados Unidos lanzará un programa de 6 mil millones de dólares para rescatar las centrales nucleoeléctricas que están riesgo de cerrar, citando la necesidad de seguir usando la energía nuclear como una fuente libre de carbono que ayuda a combatir el cambio climático.
Se abrió un proceso de certificación y licitación el martes para un programa de crédito nuclear civil destinado a rescatar a los propietarios u operadores de reactores nucleares en dificultades financieras, según dijo el Departamento de Energía de Estados Unidos en exclusiva a The Associated Press, poco antes del anuncio oficial. Es la inversión federal más grande para rescatar centrales nucleares en dificultades financieras.
Los propietarios u operadores de reactores nucleares que tengan previsto cerrar por problemas económicos pueden solicitar los fondos para evitar un cierre prematuro. La primera ronda de adjudicaciones dará prioridad a los reactores que ya han anunciado planes de cerrar.
La segunda ronda se abrirá a instalaciones con mayor riesgo económico. El programa se financió a través del acuerdo de infraestructura de mil millones de dólares del presidente Joe Biden, que promulgó en noviembre.
“Las plantas nucleoeléctricas estadounidenses contribuyen con más de la mitad de nuestra electricidad libre de carbono, y el presidente Biden está comprometido a mantener estas plantas en funcionamiento para alcanzar nuestros objetivos de energía limpia”, señaló la secretaria de Energía Jennifer Granholm en un comunicado. “Estamos utilizando todas las herramientas disponibles para conseguir que este país funcione con energía limpia en 2035, y eso incluye dar prioridad a nuestra flota nuclear existente para permitir la generación continua de electricidad sin emisiones y la estabilidad económica de las comunidades que lideran este importante trabajo”.
La mayoría de los estados, alrededor de dos tercios, señalaron que la energía nuclear, de un modo u otro, ayudará a sustituir a los combustibles fósiles. Una decena de reactores nucleares comerciales de Estados Unidos han cerrado en la última década antes de que expiraran sus licencias, en gran parte debido a la competencia del gas natural (que es más barato), a las enormes pérdidas operativas causadas por los bajos precios de la electricidad y al aumento de los costes, o al coste de las reparaciones importantes.
Eso ha provocado un aumento en las emisiones en esas regiones, una peor calidad de aire y la pérdida de miles de empleos bien remunerados, lo que supone un golpe económico para las comunidades locales, según el Departamento de Energía. Una cuarta parte o más de las instalaciones están en peligro, añadió la agencia. Los propietarios de siete reactores actualmente en funcionamiento ya han anunciado planes para retirarlos para 2025.
La mayoría de las centrales nucleoeléctricas fueron construidas entre 1970 y 1990 y está costando más operarlas. La única planta en construcción en Estados Unidos se encuentra en Georgia. Los costos se han disparado y en febrero se dio a conocer otra demora en el proyecto.