Por largos periodos la economía y la sociedad cambian lentamente, pero hay otras etapas en las que todo se transforma con rapidez.
La pandemia, la guerra, la inflación, las migraciones provocadas por la violencia y la pobreza y la falta de recursos básicos, como alimentos y energéticos, cambian al mundo en forma acelerada.
De la integración global de la economía, con cadenas productivas compuestas por insumos de distintos continentes, pasamos a la búsqueda de insumos regionales para satisfacer las necesidades locales.
Un ejemplo de esta nueva realidad es el caso de los semiconductores, indispensables para el funcionamiento de teléfonos celulares, computadoras, transportes, misiles y cualquier aparato electrónico.
Más de 80% de los circuitos integrados se producen en Asia, en empresas como Samsung, Intel, Toshiba y Taiwán Semiconductor Manufacturing Company (TSMC). Para que se tenga una idea de la importancia de estas firmas, TSMC tiene un valor de mercado superior a 450 mil millones de dólares, por arriba de lo que se cotiza Walmart.
Hay otra firma china del sector, SMIC, que crece como la espuma y que lucha por la independencia tecnológica y la autosuficiencia para no someterse a intereses de Occidente.
A raíz de la pandemia las cadenas productivas perdieron su equilibrio y se generó un fuerte déficit de semiconductores. Con la invasión a Ucrania, el problema se agravó, por el cierre de vías de comunicación, el alza de precios de energéticos y la falta de transporte. Es por ello que ahora se busca la producción regional de microcircuitos.
El caso de Intel es representativo de este fenómeno. Esta empresa realiza una inversión de 18 mil millones de dólares en una fábrica en Alemania, otra de 18 mil millones de dólares en investigación y desarrollo en Europa, una inversión superior a 20 mil millones de dólares en Ohio, Estados Unidos y construirá dos plantas más en Arizona y Nuevo México, para satisfacer las necesidades de los mercados regionales. Esto que sucede con los semiconductores pasa con todo tipo de insumos. Los sectores automotriz, aeronáutico, tecnológico y muchos más buscan proveedores locales o regionales para tener certidumbre en la producción.
Esta nueva realidad representa una oportunidad de negocios para México, que cuenta con la calificación y los insumos adecuados para generar bienes y servicios de alta calidad.