Ciudad de México. A raíz de que la pandemia aumentó la brecha de desigualdad en el desarrollo de la educación, la salud y la igualdad de género y de que la guerra en Ucrania amenaza con intensificar la inseguridad alimentaria, el Banco Mundial (BM) prepara una ayuda de 170 mil millones de dólares en 15 meses para que los países emergentes puedan afrontar estas múltiples crisis, informó David Malpass.
El presidente del Banco Mundial reconoció que la intervención militar de Rusia a Ucrania reducirá el crecimiento económico global este 2022, por lo que revisó a la baja casi un punto porcentual la perspectiva de crecimiento, de 4.1 por ciento a 3.2 por ciento, siendo los más perjudicados los países en desarrollo.
Ante ello, el presidente del organismo internacional anunció que durante las próximas semanas espera discutir con la junta del banco un nuevo paquete de respuesta a la crisis de 15 meses, que sería de 170 mil millones de dólares para cubrir desde abril de 2022 hasta junio de 2023.
“Esperamos comprometer alrededor de 50 mil millones de dólares de esta cantidad en los próximos tres meses. Esta es una respuesta continua y masiva a la crisis dada la continuación de la emergencia”.
En el marco de las reuniones de primavera de 2022 del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Grupo Banco Mundial, Malpass destacó que el mundo está enfrentando severas crisis: el covid-19, la inflación y la invasión rusa a Ucrania.
“Estoy profundamente preocupado por los países en desarrollo, ya que se enfrentan a aumentos repentinos de los precios de la energía, los fertilizantes y los alimentos, y la probabilidad de que se incrementen las tasas de interés. Cada uno les pega duro”.
El economista estadunidense precisó que la guerra en Ucrania y los cierres relacionados con el covid en China están empujando las tasas de crecimiento global aún más bajas y las tasas de pobreza más altas.
Y es que tan sólo en Senegal y Marruecos, por ejemplo, se están viendo afectados por el aumento de los precios de la energía y los fertilizantes que se utilizan para obtener alimentos. “Este es un problema intenso”.
Las crisis alimentarias son malas para todos, pero son devastadoras para los más pobres y vulnerables. Hay dos razones. Primero, los países más pobres del mundo tienden a ser países importadores de alimentos. En segundo lugar, la comida representa al menos la mitad de los gastos totales de los presupuestos familiares en los países de bajos ingresos, explicó David Malpass.
Cerca de 29 millones de personas en cuatro países africanos enfrentan dificultades extremas y escasez de alimentos cuando la sequía más prolongada que ha experimentado la región en cuatro décadas domina al Cuerno de África. Vía Graphic News.
Bancos centrales y desigualdad
Los bancos centrales, aseveró, necesitan usar más herramientas bajo las políticas actuales. La brecha de desigualdad se ha ampliado materialmente, con la riqueza y los ingresos concentrándose en segmentos reducidos de la población mundial. Los aumentos de las tasas de interés, si esa es la herramienta principal, se sumarán al desafío de la desigualdad que enfrenta el mundo.
Las autoridades monetarias mundiales pueden usar más de sus herramientas, no sólo las tasas de interés. El capital está siendo mal asignado ahora. Uno de los puntos focales debería ser utilizar todas las herramientas del banco central para que el capital se asigne de manera que ayude a aumentar la oferta.
“Las políticas deben ajustarse para mejorar la oferta, no únicamente para aumentar la demanda. Esa será una forma efectiva de abordar la inflación, como por ejemplo, cambiar la duración de su cartera; sería muy útil acortarlo; fomentar la oferta a través de sus políticas regulatorias; proporcionar una guía futura que fomente la estabilidad de la moneda”.
Los precios del gas de Estados Unidos se elevaron a un máximo en 14 años, cuando los proveedores luchan por satisfacer un repunte pospandemia en el consumo, exacerbado por la guerra de Rusia en Ucrania. Vía Graphic News.