Ciudad de México. Pionera en la defensa de los derechos humanos; fundadora de una de las primeras organizaciones de madres, padres y familiares de desaparecidos, y la primera candidata a la Presidencia de la República, Rosario Ibarra de Piedra falleció ayer por la mañana a los 95 años en Monterrey, Nuevo León. La noticia fue dada a conocer por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), que encabeza su hija Rosario Piedra Ibarra.
En redes sociales, la CNDH lamentó el fallecimiento de la luchadora social, “incansable” activista y pionera en la defensa “de la paz y democracia en México”.
María del Rosario Ibarra de la Garza, candidata en cuatro ocasiones al Premio Nobel de la Paz, nació el 24 de febrero de 1927 en Saltillo, Coahuila, y su lucha de cerca de 50 años comenzó tras la desaparición forzada de su hijo Jesús, integrante de la Liga 23 de Septiembre, quien en 1975, a los 21 años, fue detenido de manera ilegal en Monterrey por agentes policiales que lo entregaron a instancias castrenses.
“Mi viacrucis comenzó el 25 de noviembre de 1973, cuando Jesús se tuvo que ir a la clandestinidad porque comenzaron a perseguirlo. Hubo un tiempo en que no supe nada de él porque tenía que esconderse, hasta que lo encontraron, lo trajeron al Campo Militar Número Uno y borraron su pista”, compartió en 2008 a La Jornada.
En 1977, junto con otras madres de desaparecidos durante los sexenios de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría, fundó el Comité Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos, ahora Comité ¡Eureka! Como parte de sus amplias y diversas protestas, junto con esta organización realizó varias huelgas de hambre, la primera de ellas el 28 de agosto de 1978 en la Catedral Metropolitana, para exigir la presentación con vida de sus familiares y una amnistía.
Esta acción fue “semilla del movimiento por la presentación de los desaparecidos y el inicio de la toma de conciencia de nuestra sociedad, de que los malos gobiernos de México, al igual que las dictaduras militares de Latinoamérica, utilizaron la desaparición forzada para combatir a opositores políticos y luchadores sociales”, de acuerdo con datos de la CNDH.
Con la huelga se logró una ley de amnistía, con la cual se cancelaron mil 500 órdenes de aprehensión, fueron liberados 2 mil presos políticos y regresaron 57 exiliados. Desde su creación, el comité ha logrado encontrar a más de 148 desaparecidos con vida. Con esta organización, a la que se le atribuye la consigna “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”, Ibarra de Piedra también fundó el Museo de la Memoria Indómita, inaugurado el 14 de junio de 2012.
Su camino de lucha la llevó a ser la primera mujer candidata a la Presidencia de la República en 1982, por el entonces Partido Revolucionario de los Trabajadores, y de nueva cuenta en 1988. En ese año se sumó a las denuncias de fraude electoral ante el triunfo del ex presidente Carlos Salinas de Gortari.
Después respaldó las campañas presidenciales de Cuauhtémoc Cárdenas y del actual jefe del Ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador. Fue diputada, asesora política y senadora.
Galardón del Senado
Entre los reconocimientos que recibió Ibarra de Piedra está la medalla Belisario Domínguez del Senado, máximo galardón que otorga esta cámara, por su incansable labor dedicada a buscar a los desaparecidos políticos de la guerra sucia de los años 70 y posteriores.
A la sesión solemne del 23 de octubre de 2019, en la antigua casona de Xicoténcatl, asistió el presidente López Obrador, a quien le dejó la medalla en custodia, y pidió que se la devolviera “junto con la verdad sobre el paradero de nuestros queridos hijos y familiares”. En esa ocasión, el jefe del Ejecutivo destacó que Ibarra de Piedra es “un símbolo de lucha por los desaparecidos, por los que fueron reprimidos en los tiempos del Estado autoritario”. Un ejemplo “mundial de congruencia y lucha”.
La activista, madre de cuatro hijos: Rosario, Jesús, Claudia y Carlos, este último fallecido el 5 de febrero de 2021 por covid-19, también fue solidaria con otras causas, como la insurrección de los indígenas de Chiapas en 1994 con el EZLN, la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, los comuneros de Atenco y contra la privatización de Pemex.