Durante los meses más álgidos de la pandemia de covid-19 hubo un incremento de la violencia contra las mujeres en el ámbito familiar, así como de problemas económicos –principalmente en trabajadoras informales y jefas de familia–, y se agravaron las desigualdades de género, de acuerdo con los primeros resultados de un proyecto de investigación de académicas de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) y el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (Ceiich), ambos de la UNAM, que se basa en relatos y experiencias de más de un centenar de mujeres de la Ciudad de México.
En el caso de las desigualdades de género, por ejemplo, el aumento de cargas de trabajo, remunerado y de cuidados, en muchas académicas universitarias llevó a que disminuyeran el tiempo dedicado a la producción científica, lo que no sucedió con sus pares hombres, y que puede verse como “un retroceso en la presencia de las mujeres en la ciencia”.
Julia del Carmen Chávez Carapia, investigadora de la ENTS, explicó que el proyecto –iniciado en agosto de 2020 y que aún continúa– se divide en tres grupos: Emergencia Social Comunitaria (ESOC), Mujeres Universitarias y Derechos Humanos (Comuniv) y Violencia de Género y Familias (Vifam), este último a su cargo.
En entrevista, expuso que en Vifam se encontró que la violencia familiar se volvió más explícita al estar todos los integrantes de estos núcleos en sus hogares. Al confinarnos, explicó, los hombres tuvieron que estar en sus casas, y “en el sistema de orden y poder patriarcal” varios mantuvieron una actitud de autoridad, “de pedir que todo le lleven, y al principio así sucede, pero llega el momento de otras actividades en la casa como es el trabajo, la escuela, y no hay tiempo de llevar lo que el hombre demanda”, es ahí donde se presentan los conflictos.
Asimismo, dijo, se observó que para muchas familias el confinamiento afectó fuertemente su economía. Las más vulnerables fueron vendedoras ambulantes, que trabajaban en lugares fijos o que ofrecían sus productos en oficinas o casa por casa.
Leticia Cano Soriano, también investigadora de la ENTS, quien está a cargo del grupo ESOC –que trabajó con mujeres de las alcaldías Gustavo A. Madero e Iztapalapa, entre ellas amas de casa y jefas de familia–, señaló que se corroboró que la política de gobierno Quédate en Casa, no aplicaba para muchas. Por el confinamiento hubo pérdidas de empleo y disminución de ingresos, mencionó.
Ana Chapa, integrante del grupo Comuniv –a cargo de la investigadora Norma Blázquez, del Ceiich–, que trabajó con académicas, administrativas y estudiantes universitarias, expuso que la investigación arrojó que durante la primera ola de contagios, los principales sentimientos que se manifestaron fueron miedo, angustia, tristeza y preocupación. En ellas hubo un incremento en las cargas de trabajo productivo y reproductivo.