Ciudad de México. Vivir y respirar la fotografía, sumergirse en ella, es el consejo que da la fotógrafa germano-británica Julia Fullerton-Batten (Bremen, 1970) a las personas interesadas en dedicarse al arte de la lente. “Tiene que ser tu vida. No entrar, salir y, en medio, hacer otras cosas. Conmigo es la pura pasión”, expresa quien exhibe por vez primera en México con el título Stories (Historias), en la galería Lourdes Sosa. Un fragmento de una de sus imágenes se reproduce en la fachada del local.
“Me han preguntado qué pasatiempo tengo y contesto: ‘la fotografía también lo es’. Es algo que amo tanto”. En entrevista, Fullerton-Batten pide, además, creer en uno mismo: “Conozco a muchos fotógrafos prometedores que tienen ideas; sin embargo, no se tienen confianza. Es tan competitivo el mundo de la fotografía que ésta tiene que ser tu otra vida”.
Sugiere estudiar “un poco”, aunque no cree necesario titularse, mas sí trabajar de asistente de algún fotógrafo y, sobre todo, ver el arte en general. Tener “la mente abierta y no enfocarse sólo en la fotografía, sino también en la pintura y encontrar la inspiración en otros lugares”. Más que nada, “no copiar el arte de otros fotógrafos; hay que desarrollar un estilo propio, algo que tarda. Sobre todo, no dejar de tomar fotografías, creer en lo que haces y disfrutarlo”.
Las ventajas de Internet
Fullerton-Batten reconoce que vivir de la fotografía puede ser difícil, incluso, conseguir que las galerías “crean en uno y te permitan sobresalir”. Actualmente, “la oferta es mucho mayor de cuando empecé, porque antes no teníamos Internet. Ahora puedes mostrar tu obra en Instagram, puedes tener un sitio web asombroso y puedes conectarte con las personas, hasta mediante llamadas por Zoom sin tener que viajar. Cuando empecé era mucho más difícil.
“Debido al confinamiento por la crisis sanitaria hay mucho disponible en línea, en especial para mujeres fotógrafas para quienes todo está servido en un plato de oro. Hay muchos concursos para ellas, incluso en el mundo comercial, donde, por lo general, tienes tres candidatos para un trabajo y uno de ellos tiene que ser mujer ahora.”
Sin embargo, durante mucho tiempo la entrevistada, premiada en el concurso Hasselblad en 2008, no sabía qué haría en la vida. “Siempre pensé que trabajaría en el mundo de la moda, porque es algo muy abierto y creativo. Amo la belleza de la moda. No obstante, no me gustaba cómo es percibida a veces”.
Fullerton-Batten cultiva un estilo conocido como staged reality (realidad escenificada). Cursó estudios en el colegio de Arte y Diseño Berkshire en Gran Bretaña, luego trabajó cinco años de asistente de varios fotógrafos, tiempo en el que aprendió mucho sobre iluminación. La fotografía tiene que ver con la captura del momento, aunque al mismo tiempo con la iluminación y la creación de una atmósfera. Trabajó de fotógrafa comercial; sin embargo, se sentía frustrada al tener que plegarse al modo de los que la contrataban.
Ya que se considera “narradora”, para su primer proyecto Teenage stories (Historias de adolescentes) encontró un lugar, un pueblo ideal, con edificios chiquitos por medio de los cuales se podía caminar. Le encantó colocar sus modelos, en su mayoría no profesionales, en estos ambientes donde parecían gigantes. Para este “acercamiento surreal” encontró que había que reforzar el empleo de la luz natural con algo más. Allí empezó a construir una mirada “cinematográfica para hacerlo más interesante”.
Nada es improvisado
En un principio, Fullerton-Batten utilizaba una cámara de placas, un proceso muy lento que consiste en una gran caja. Uno se cubre con una tela y ve la imagen de cabeza. Suele colocar la cámara primero y luego construye las escenas. “Necesito tener una idea para un proyecto. Si es algo relacionado con la historia, tengo que investigar; es un proceso muy largo. Una vez que he investigado todas mis ideas pienso qué quiero decir en cada imagen individual. Es parecido a un guion gráfico. Suelo decir que soy más como una directora de cine que una fotógrafa, porque lo mío tiene mucho que ver con la dirección de una escena, con accesorios, maquillaje, peinado, actores o personas comunes. Puedo revisar las locaciones dos o tres veces. Todo es planeado, nada es improvisado”.
La entrevistada atribuye el estilo pictórico de sus imágenes a la iluminación: “Aunque esté al aire libre siempre utilizo una iluminación especial. Las muchas fuentes de luz crean una apariencia pictórica, incluso, una sensación de misterio, ligeramente surreal”.
Una vez Fullerton-Batten dirigió un cortometraje, 1814 Frost Fair, parte del proyecto Viejo padre Támesis; sin embargo, le encantaría dirigir un largometraje.
La galería Lourdes Sosa se ubica en Ibsen 32A, colonia Polanco.