París. No poder caminar más de unos metros ni dormir de manera normal son sufrimientos comunes en los casos avanzados de la enfermedad de Parkinson, y dos estudios recientes aportan pistas alentadores para combatirlos.
En su última etapa, que suele tardar años, el Parkinson inmoviliza al paciente en la cama o en una silla de ruedas.
La hipotensión ortostática es uno de los síntomas que explican esta discapacidad. Cuando la persona se reincorpora, la presión arterial baja, el cerebro no se alimenta lo suficiente y se desmaya después de unos pasos.
En el caso del Parkinson y de patologías afines, se trata de una disfunción del sistema nervioso. Los pacientes ya no se benefician del reflejo que asegura el retorno de flujo suficiente de sangre al cerebro.
Publicado a principios de abril en el New England Journal of Medicine (NEJM), un trabajo abre una pista innovadora: implantar electrodos en la médula espinal.
Este experimento fue supervisado por los mismos investigadores, la cirujana Jocelyne Bloch y el neurocientífico Grégoire Courtine, que recientemente lograron hacer caminar a tres personas paralizadas por accidentes.
Los resultados, publicados a principios de 2022, suman una decena de años de trabajo.
Esta vez se utilizó una tecnología similar en una paciente con discapacidad grave. No se trataba de una enfermedad de Parkinson propiamente dicha, sino de una patología con síntomas similares, incluida la hipotensión ortostática.
Restablecer reflejo
En el caso de los paralíticos lesionados, el sistema de electrodos busca restaurar el vínculo por el cual el cerebro controla el gesto. Aquí, el objetivo es restablecer el reflejo que permite la correcta llegada de la sangre al cerebro.
Antes de implantar este sistema, la paciente recorría sólo unos metros antes de desmayarse. Tres meses después, podía caminar unos 250 metros con la ayuda de una andadera, según el informe del trabajo realizado por el investigador Jordan Squair.
“No está curada, no correrá un maratón, pero esta cirugía mejoró claramente la calidad de vida”, resumió Bloch ante Afp.
No obstante, se trata de un caso aislado y habrá que repetir la experiencia con otras personas a fin de considerar el uso terapéutico, en particular con los enfermos de Parkinson.
En estos últimos, no es seguro que esta forma de hipotensión pueda ser mejorada por una simple estimulación del reflejo en cuestión.
Otro trastorno grave que afecta a los enfermos con Parkinson es el insomnio.
Sus causas son múltiples: a veces el paciente simplemente está angustiado por la enfermedad, o puede ser despertado por movimientos incontrolados. Su sueño también puede verse afectado por la falta de dopamina, hormona cuya desaparición progresiva explica el Parkinson.
Los tratamientos para el insomnio, incluida la melatonina, no pueden ser los mismos para todos los pacientes con la enfermedad.
Sin embargo, un estudio publicado ayer en el Lancet Neurology propone utilizar una bomba de perfusión para administrar un medicamento, la apomorfina.
Es el mismo sistema que usan algunos diabéticos para inyectarse insulina de forma continua. Sin embargo, el estudio, dirigido por el neurólogo Emmanuel Flamand Roze y su colega Valérie Cochen de Cock, se centró en el uso de la bomba sólo de noche. “Así no tienen el estrés de llevarla durante el día”.