Activistas agredidas a principios de abril cuando realizaban un plantón frente a la fiscalía en Chimalhuacán, estado de México, en apoyo a Irene, madre de una niña que hace tres años fue desaparecida, abusada sexualmente y drogada por policías varones, se manifestaron ayer en la Glorieta de las Mujeres que Luchan, en Paseo de la Reforma.
Las feministas indicaron que fueron a apoyar a Irene en su exigencia de justicia para su hija, quien entonces tenía 12 años, y desde 2019 ha sufrido los efectos adversos de ese ataque. La exigencia de la madre es que se juzgue y encarcele a los culpables, y por ello, dijeron que también ha enfrentado intimidación e intentos de “fabricación de delitos”.
Narraron que el 2 y 3 de abril estaban afuera de la referida fiscalía exigiendo que los responsables fueran detenidos y procesados, “cuando más de 300 elementos y civiles armados nos atacaron” y aseguraron que esas acciones fueron “actos de tortura”.
“Fuimos golpeadas con palos, pateadas por grupos de hombres, azotadas nuestras cabezas contra el piso, nos lanzaron una reja encima, nos gasearon, nos rompieron nuestros celulares, casas de campaña y los megáfonos y se burlaron de nosotras. El objetivo de estas personas era causar el mayor daño posible”.
Narraron que dos de sus compañeras fueron “descalabradas”, otra “tiene el brazo roto y necesita cirugía, otra con cinco costillas rotas y algunas tratan de realizarse tomografías de la cabeza para descartar que no haya heridas internas. Todas sufrimos estrés postraumático, sentimos miedo de salir de nuestros hogares, de ir a trabajar, a la escuela y de estar cerca de patrullas y policías”.
Durante “10 días hemos andado en largo peregrinar en hospitales e instituciones que carecen de perspectiva de género y de atención a víctimas” y culparon a “la fiscal de género del estado de México, Dilcya García, de fingir mediar en el problema con nosotras”.
Una de las afectadas, que tiene una fractura en el brazo que requiere cirugía, dijo que “la madrugada del 3 abril compañeras feministas llegamos a apoyar a Irene, y alrededor de la una y media empezaron a llegar policías con armas largas y la Guardia Nacional, había sujetos de civil que horas antes nos empezaron a rodear, eran policías. Al momento de agredirnos actuaron en conjunto. No querían que nos quedáramos en plantón, que se alzara la voz por Irene”.
Contó que seis hombres vestidos de civil la tiraron al suelo “me dieron patadas y pegaron con un palo en la cabeza, tres me pateaban y otros tres me daban de palazos, y por cubrir mi cabeza metí el brazo derecho, tengo fractura”.
Demandaron la realización de un “foro público con el fiscal del estado de México”; una disculpa pública; “que se reconozca la tortura de que fuimos víctimas”; que se coloque un antimonumento frente a la fiscalía; se cree un protocolo de respuesta a protestas de mujeres y justicia para Irene y su hija.