Para el presente año, la inflación mundial registrará la tasa más alta desde 1996, al promediar una variación de más de 7.0 por ciento, provocada por los altos costos de los energéticos y de los alimentos, según la nueva estimación al alza de Oxford Economics.
En su estudio de abril-mayo, la firma de pronósticos económicos globales y análisis econométrico revisó su proyección de inflación mundial para 2022, un punto porcentual más que la estimación previa, debido a una mayor escalada de precios en la energía y los alimentos, provocada en gran medida por la guerra en Ucrania.
De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Ucrania y Rusia, que están en conflicto bélico desde hace siete semanas, son de los principales países productores mundiales de trigo, cebada, maíz, al tener una participación promedio de 27, 23 y 15 por ciento de las exportaciones globales entre 2016 y 2020, respectivamente.
Si bien los precios de la energía y los alimentos pueden permanecer altos durante los próximos trimestres, Oxford Economics prevé que la tasa de inflación anual debería caer considerablemente a medida que se avanza hacia 2023, lo que ayudará a reducir la tasa de inflación general.
“La restricción de los ingresos reales de los hogares por la alta inflación y las políticas monetarias y fiscales más estrictas deberían exacerbar cualquier fuerza a la baja sobre la inflación subyacente, excluyendo alimentos y energía, debido a una eventual relajación de las presiones en la cadena de suministro”.
No obstante, la perspectiva de una inflación aún más alta que la pronosticada hace apenas un mes durante los próximos trimestres significa que la firma esperaba que muchos bancos centrales continúen impulsando los aumentos de tasas en el corto plazo. De hecho, ahora ven un endurecimiento de la política ligeramente más rápido y más fuerte por parte de la Reserva Federal durante el próximo año y esperan 2.0 por ciento de aumentos de tasas en 2022.
¿Estanflación para 2023?
Ante el incremento de los costos de la energía y de los alimentos, producto de las restricciones de suministro y la fuerte demanda de los consumidores, la inflación de Estados Unidos se aceleró a 8.5 por ciento en marzo, un nuevo máximo desde diciembre de 1981, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales.
España, cuya inflación anual fue de 9.8 por ciento en marzo, tuvo la más alta desde 1985. El incremento general de precios al consumidor en Reino Unido fue de 7.0 por ciento en marzo, la variación más elevada desde 1992.
En México, la expansión de la inflación general fue de 7.45 por ciento en el tercer mes del año, el mayor registro para un mes similar desde 2000, cuando se ubicó en 10.11 por ciento. Asimismo, en su medición interanual la tasa de inflación de marzo fue la mayor desde enero de 2001, que resultó de 8.11 por ciento.
Oxford Economics, que también revisó a la baja el crecimiento económico mundial, a 3.4 por ciento, pronostica un riesgo bajo de que 2022 sea un año de estanflación, lo que significa una alta inflación y un crecimiento del PIB muy débil.
“La creciente preocupación por la recesión del próximo año, acentuada por la inversión de partes de la curva de rendimiento de los bonos de Estados Unidos, sugiere que el riesgo de estanflación es mayor en 2023”, reconoció la firma de análisis econométrico.