Axel Eduardo González Bárcenas, de 22 años, dará vida a Jesucristo en la representación de la Pasión en Iztapalapa este año. También es el primero de su familia elegido para ese papel, aunque no el único que ha formado parte de la longeva tradición que se celebra desde hace 179 años en esa alcaldía.
“Mi bisabuelo participó como Poncio Pilato; mi papá como apóstol, en 1992, y mi tío Josué, en 2005. Mi abuelo fue pregonero”, recuerda el originario del barrio de Santa Bárbara.
Axel vio desde su infancia cómo la tradición era realizada por su comunidad. “Como niño, me acuerdo de que mi abuelita, Juanita Domínguez, me traía aquí a la explanada los días santos. Recuerdo mucho los viernes santos y los jueves, muy bonitos porque es la fecha más importante para nosotros los iztapalapenses, cuando las calles se adornan de blanco y morado, y vemos muchos colores en la macroplaza, así como en los escenarios; escuchamos la banda, los clarines. Es una emoción muy grande”, describe.
El joven también lleva años observando a quienes han representado a Jesucristo. Puede citar los nombres de muchos intérpretes anteriores; algunos le han dado consejos. “Me dicen que lo disfrute, que viva el momento y que también me sienta tranquilo”.
Fotos con vecinos
Un día antes de la fecha en que en la macroplaza de la alcaldía se escenifiquen la Última Cena y el arresto de Jesucristo, decenas de trabajadores terminan los últimos detalles de los sitios donde se llevará a cabo la representación. Alrededor del edificio de gobierno hay fotografías de cómo se ha conmemorado la Pasión.
Axel devuelve los saludos a los vecinos y a veces se toman una foto de recuerdo. “Me dan mucha motivación, y pues ya no me ven como Axel, sino como el Cristo”, explica.
Además de haber cumplido los requisitos para el papel –ser nativo de uno de los ocho barrios originarios; haber cumplido la mayoría de edad; no tener vicios, perforaciones o tatuajes; medir más de 1.75 metros; gozar de buena salud; haber recibido la primera comunión, y poder sufragar los gastos del vestuario, desde enero–, Axel se prepara físicamente.
Apenas un día después de ser seleccionado, comenzó a entrenarse. “Los lunes, miércoles y viernes íbamos al Cerro de la Estrella y cargábamos una cruz de casi 80 kilos durante un kilómetro. Los martes y jueves subíamos corriendo hasta la punta del cerro y las escalinatas de la pirámide. A esto se suma ir al gimnasio a las 8 de la mañana”, describe su rutina.
No obstante, “el esfuerzo físico ha sido muy bueno, me he sentido muy bien y esto ha llevado a que esté muy tranquilo. Creo que la preparación física ha sido muy importante, y es un proceso muy bonito que he disfrutado”, señala Axel, quien ya antes practicaba futbol, corría y se ejercitaba en el gimnasio.
“Me he sentido tan cómodo que he dejado fuera los nervios. Me he sentido muy cómodo en la actuación y los entrenamientos. Esto lo hago por amor, por fe, y es una bonita responsabilidad que no me ha costado trabajo. Siento que también he hecho las cosas como Dios me da a entender.”
Encarnar a Jesucristo no es la única ocupación de Axel, pues aspira a estudiar pedagogía en la Universidad Nacional Autónoma de México. También es músico en la orquesta de salsa La Típica, donde toca el trombón. Una vez que haya concluido su responsabilidad en la actividad religiosa, “voy a seguir con mi vida diaria, estudiando el trombón y también a continuar en el deporte, el ejercicio. La vida sigue. Tengo que ser un buen individuo en la sociedad”, asegura.
González Bárcenas está orgulloso de las tradiciones de Iztapalapa, así como de formar parte de ellas. “Es una demarcación rica en tradiciones, y ésta es la más importante. Veo que los jóvenes se siguen acercando, se siguen uniendo a este bonito acto de fe.
“También invito a los demás, a los que no creen, o a los que no gustan de esto a que se acerquen porque de verdad es una bonita emoción; son sentimientos únicos que tuve la oportunidad de vivir”, exhorta González Bárcenas.
Se reanunda tradición tras pandemia
Axel formará parte del regreso de esta tradición luego de dos años de cambios por la pandemia.
“Es un gran compromiso porque después de dos largos años, es una enorme bendición que la representación salga a las calles nuevamente y que tenga yo ese privilegio de estar en el papel principal. Es una enorme responsabilidad con el pueblo, porque esta representación es del pueblo y para él, el cual merece que esta tradición no termine”, destaca.
“Iztapalapa no solamente es nota roja, desgraciadamente la hay, existe, pero también es satisfactorio ver todas estas bonitas cosas que Iztapalapa nos deja. Me enorgullece ser nativo y decir que soy iztapalapense”, asegura.
La Pasión de Cristo en Iztapalapa se llevará a cabo este año con una reducción de tiempo y distancia por motivos de transición.
Se prevé que el recorrido hasta el Cerro de la Estrella sea de tres horas.