Los días ya no dan para más asuntos que surgen apelmazados. Las urgencias del medio tiempo sexenal reclaman atención pormenorizada. Ya la Suprema Corte de Justicia dictó sus pareceres con atingencia. La ley eléctrica recién modificada (LIE) no es anticonstitucional, como reclamaban varias instituciones. Además, los millones de ciudadanos que acudieron a las urnas mostraron su voluntad de manera por demás explícita: el Presidente deberá terminar su periodo para el que fue elegido. En el Congreso se debatirá la reforma eléctrica recién enviada y los números serán los que hagan el resto. Vendrá, de nueva cuenta, una propuesta del Ejecutivo federal que pretenderá modificar el entramado electoral.
El caldo para cocinar la futura sucesión ha sido puesto a la lumbre. Los resultados de la venidera disputa por seis gubernaturas teñirán el sendero a seguir para concluir los propósitos marcados en este periodo de cambios. El resto de la temporada será, entonces, de consolidación, tanto de la ruta como de intensidad decisoria.
Ante todos estos momentos y sucesos, anteriormente expuestos aquí, se ha soltado una retahíla de argumentos contrarios. No hay logro alguno, sino mentiras y fantasías, arguye una alocada oposición que, enredada en sus propios temores y corajes, discurre de manera ofuscada pero repetitiva. El sentir, tanto del gobierno como de la mayoría popular no les interesa y tampoco desean explorarlo. Nada de lo que viene sucediendo, alegan, alcanza concreciones positivas y sus intenciones se han malogrado. Difunden que todo ha sido un fracaso, empezando por los 15 millones de mexicanos que, engañados y acarreados, acudieron a las urnas. Ni siquiera reparan que era Domingo de Ramos. En su visión reaccionaria, han asentado la idea de que la Corte en realidad dictó la inconstitucionalidad de la ley en litigio y un cúmulo de amparos subsiguientes detendrán cualquier acción oficial emprendida. La reforma eléctrica, predicen con furia sin tinte patriótico alguno, se irá al congelador por falta de apoyo legislativo. Por consiguiente, validan el cuento de las masivas inversiones en energía que peligraban. Todo, para ellos, seguirá el ansiado curso definido desde los tiempos peñistas. Las retocadas disputas en tribunales externos permanecen, en su argumentación, como martillo expectante. Mientras, los enormes e ilegales subsidios seguirán mermando los bolsillos nacionales. Sus asesores e intelectuales entonan, casi al unísono, que las energías renovables se multiplicarán en los campos nacionales como en ningún otro país. Y ello para hacer valer los derechos de niños a un ambiente limpio. Será el cometido y deber que las empresas privadas habrán de asegurar de una manera similar a lo que hasta ahora no han hecho. Y lo más trascendente: aseguran que el apoyo ciudadano al Presidente ha mermado, pues ha perdido parte sustantiva de los que en él creían. La oposición, todavía con algo de incertidumbre, cree tener un futuro brillante. El modelo concentrador, ya desplazado, volverá por sus fueros en 2024.
Las desilusiones no tienen cabida en los pechos opositores. Sus muchos errores de cálculo político y de otras índoles, son ignorados. La derrota augurada en esta revocación, a pesar de no haber sucedido, se mezcla con cálculos numéricos disparejos que, en el fondo, niegan la voluntad de esos molestos 15 millones que salieron a votar en plena Semana Santa. Una cifra similar a la reciente votación obtenida por la coalición opositora completa (PAN, PRI, PRD y MC).
El hecho de las pocas casillas instaladas (un tercio de las debidas) ahora no tiene, para los críticos, la mínima importancia. Ante su incuestionable visión sólo aparece el enorme acarreo habido, que aseguran como hecho consumado basándose en “información fidedigna”.
En fin, lo importante está a la vista para aquellos que quieran, de buen talante, observar. El Presidente conserva, a esta altura de la pelea a cuerpo limpio, una vigorosa salud, envidiable para cualquier líder, político o mandatario. Sería enorme lástima que una reforma eléctrica como la planteada fuera boicoteada por esta endeble oposición: un PAN que apenas sacó 4 millones de votos en la pasada elección (2021). Por un PRI que sólo se llevó 2.7 millones y por el PRD que se quedó en la antesala del medio millón(250 mil). O el mismo MC con sus alegres 3.4 millones. Pero aun así habrá mucho que hacer para impedir que siga el saqueo que los opositores esconden y protegen. Seguirán alertando por inversiones que no ha habido ni, posiblemente habrá en la energía, al menos en las cantidades presumidas. Repetirán, hasta el cansancio, el mantra de las energías limpias como sinónimo del logro tecnológico privado. Una insostenible postura y sí, aviesa tapadera para los atracos y las subvenciones perversas.