El presidente López Obrador abordó ayer discursivamente la probabilidad de que su iniciativa de reforma eléctrica no pase la aduana de San Lázaro. Lo hizo al rendir su informe de los cien días de labores del cuarto año de gobierno, mismo día en que debía haber comenzado en la Cámara de Diputados el proceso de discusión y votación que por decisión de Morena y sus aliados se pasó al domingo próximo, según eso para “socializar” de mejor forma la citada iniciativa que, aún con presuntas incorporaciones de puntos planteados por sus opositores, recibió el pleno rechazo de éstos.
De ser tal el desenlace en la sesión de diputados, será una derrota política ante panistas y priístas engallados (el PRD-LQQ, poco cuenta) que aseguran que votarán sin fisuras ni concesiones contra el proyecto de Palacio Nacional.
Incluso, legisladores del pripanismo se adelantaron a un posible cerco de impulsores de la reforma eléctrica, que así buscarían impedir que entraran a San Lázaro, y llegaron desde el lunes en la tarde al recinto legislativo para dormir ahí y estar listos para la votación del martes que, como se dijo líneas arriba, pasó al siguiente domingo.
Ante la citada propuesta en riesgo, el Presidente adelantó: “Nos protegimos en el caso de una traición, esto es trascendente para que haya tranquilidad en nuestro pueblo: si hay una traición ya estamos protegidos (...) Son tiempos de definición y sin medias tintas (...) Lo bueno es que pronto, muy pronto, sabremos quién es quién en tan relevante emplazamiento”.
López Obrador incluso anunció: “Enviaré de inmediato, al día siguiente, el lunes próximo, una iniciativa al Congreso para modificar la ley minera, que sólo requiere de la aprobación de la mayoría simple de diputados y senadores, para establecer que el litio, mineral estratégico para el desarrollo industrial y tecnológico futuro, ambicionado por las corporaciones y por gobiernos extranjeros, y me consta, sólo podrá, mediante esa reforma, ser explotado por el Estado mexicano y quedará así como propiedad absoluta del pueblo y de la nación”.
El paso adelante en el tema del litio será trascendente. Y, en lo partidista y electoral, Palacio Nacional responsabilizará a sus adversarios de boicotear la iniciativa en materia eléctrica y estar al servicio de intereses particulares, nacionales y extranjeros.
En otro tema: se perfila una vía en busca de deshacer la “pausa” diplomática que el presidente López Obrador impuso en la relación con España. Se ha publicado que el presidente del gobierno hispano, Pedro Sánchez, pidió al presidente de la comunidad autónoma de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, que, dada la buena relación que tiene con el mandatario mexicano, trate de mediar entre las partes y llegar a acuerdos positivos.
Sin embargo, el propio Revilla le ha quitado hierro al asunto: “El único que lo ha insinuado es el presidente de México (...) Lo único que me ha dicho (Pedro Sánchez, el presidente español) es que sería interesante que intentáramos entre todos restituir unas buenas relaciones, pero a mí no me ha encargado nada (...) Yo no sé quién se lo ha inventado” (https://bit.ly/3O6kfJH ).
La especie provino de las palabras pronunciadas por Revilla en una mesa de análisis político: habría recibido una que otra “llamada importante” sobre el tema: “Sí que me ha mandado un mensaje Pedro Sánchez (presidente del gobierno español), me ha llamado el secretario de Estado de Iberoamérica y esta mañana me ha mandado un mensaje (el nuevo líder del Partido Popular) Alberto Núñez Feijóo (...) Sería interesante que yo mediara” (La sexta: https://bit.ly/37I7yUw).
El diario El País, a su vez, reporta que el 23 de enero de este año, cuando cumplió 79 años de edad, Revilla recibió una llamada telefónica de un número desconocido, sin identificación en sus contactos. Tan insistente fue el timbrar que contestó y escuchó una voz que entonaba Las Mañanitas: era el presidente López Obrador (https://bit.ly/3uCgvYs). ¿Funcionará la conexión cantábrica? ¡Hasta mañana!
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