Brasilia. Un grupo indígena que recibe armas de mineros de oro ilegales atacó el lunes una aldea yanomami en su vasta reserva, en el norte de Brasil, lo que dejó dos muertos y cinco heridos.
En este contexto, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva prometió a los indígenas que detendría la minería ilegal en sus reservas y reconocería sus reclamos territoriales, si gana las elecciones de octubre próximo.
“Si creamos el ministerio de la Igualdad Racial, de los Derechos Humanos, de la Pesca, ¿por qué no podemos formar uno para discutir los temas indígenas?”, expresó Lula en el Campamento Tierra Libre, encuentro anual que reivindica los derechos de las etnias y al cual acudieron miles de miembros de unas 200 tribus.
Junior Hekurari, jefe de la organización sanitaria yanomami Condisi, reportó ayer que el enfrentamiento entre las dos comunidades lo provocaron los mineros, que se han adentrado más en la reserva durante los últimos tres años.
“Con el apoyo de los mineros, que les proporcionan armas, la comunidad tirei atacó a otra llamada pixanehabi”, comentó Hekurari desde el estado de Roraima, fronterizo con Venezuela. Detalló que entre los heridos hay un minero, y que todos fueron trasladados vía aérea a Boa Vista, la capital estatal.
El gobierno de Roraima explicó que se trata de un asunto federal, mientras la agencia brasileña de asuntos indígenas, Funai, no respondió a un pedido de comentarios de la agencia de noticias Reuters.
La mayor reserva de Brasil tiene el tamaño de Portugal y fue creada hace 30 años para proteger el territorio yanomami de los mineros ilegales, pero los altos precios del oro y el apoyo tácito del presidente Jair Bolsonaro desataron un incremento del consumo del metal.
Un informe publicado por la asociación yanomami Hutukara el lunes, que incluye relatos descarnados de abusos de los mineros, incluida la extorsión sexual de mujeres y niñas, reveló un aumento de 46 por ciento en la minería ilegal el año pasado en los ríos de la reserva, donde viven unos 29 mil yanomami.