No es novedad, porque se han incrustado como garrapatas en el Congreso, pero lo más reciente no puede ser más gráfico: un cabildero italiano (Paolo Salerno, entre otras gracias representante de la trasnacional Enel, de su país) plácidamente sentado en una curul –asignada a un priísta– al lado de una “diputada” perredista (Edna Díaz Acevedo, campeona karateca 2005 que, gracias a Silvano Aureoles, terminó de legisladora de “Vamos México”), con quien “intercambia punto de vista” justo en plena discusión de la reforma eléctrica.
El tal Salerno se presenta como fundador de un despacho de abogados al servicio del capital privado, coordinador del Comité de Energía de la Cámara Italiana de Comercio en México, representante de la trasnacional Enel, coordinador del Comité de Derecho Energético de la Asociación Nacional de Abogados de Empresa y, por si fuera poco, profesor del Departamento de Derecho del ITAM. Una verdadera joya que, por cierto, no aparece registrada en el padrón de cabilderos de las cámaras de Diputados y Senadores.
Descubierto el descarado “intercambio de puntos de vista” entre el italiano y la nativa de Uruapan, Michoacán, Edna Díaz Acevedo no atinó más que a escribir en Twitter: “no nos intimidan quienes tergiversan información ó (así, con acento) quienes mandan emisarios tramposos para desvirtuar la lucha, estamos más fuertes que nunca”. Eso sí, presume que “he sido muy clara en mis convicciones y con argumentos seguiremos en defensa de México y en pro del planeta” (la interpretación correcta la aporta Pedro Miguel: “qué barbaridad, diputada; mejor háblenos de cosas más gratas: ¿para cuándo el viaje por Italia con gastos pagados por –la trasnacional– Enel”).
Solo para contextualizar, la “casual” cuan cariñosa presencia del italiano en la curul contigua a la de Edna se registra poco después de que la Presidencia de la República detalló cómo procederá contra las empresas involucradas en el mercado negro de energía eléctrica: “se revisarán y revocarán los permisos de autoabastecimiento encuadrados en la grave irregularidad del fraude a la ley. Existen 234, de los cuales 110 son ilegales y tienen 77 mil socios-clientes, ya que se compran-venden energía eléctrica… (Además) se revisará la legalidad y rentabilidad financiera para el Estado de los contratos de producción independiente (PIE), los cuales en su caso deberán ser renegociados o terminados anticipadamente. A estas centrales de producción independiente se les paga 100 por ciento de la energía por parte de CFE, aunque no se entregue… Se termina el negocio heredado que benefició a la inversión privada extranjera (Iberdrola, Naturgy, Mitsui, Saavi, Enel, etcétera)”.
Paolo Salerno se presenta como cabildero de las empresas (no aparece en el registro oficial) y Edna Díaz Acevedo como “diputada”, aunque no es la única, porque muchos legisladores se disfrazan como tales cuando en realidad son meros cabilderos (no gratuitos, desde luego) de los grandes corporativos, nacionales y foráneos. Eso sí, los “representantes del pueblo” son muy dedicados, siempre bajo la consigna de “la coima es de quien la trabaja”.
De acuerdo con sus respectivos informes oficiales, en las cámaras de Diputados y Senadores hay más cabilderos que legisladores, Se trata de un verdadero ejército de leguleyos “especializados” en cualquier cantidad de actividades que ha crecido como los hongos, siempre para proteger intereses particulares, totalmente contrarios al nacional, y abrir nuevas rutas de jugosos negocio para sus representados.
La Cámara de Diputados reconoce a 815 cabilderos acreditados (423 personas físicas y alrededor de 392 morales, 1.63 por cada legislador en San Lázaro) y la de Senadores a 380 (164 morales y 216 físicas), a razón de 2.97 por ocupante de un escaño. Y este es el registro oficial, el de los autorizados, todos como garrapatas chupando sangre y ofreciendo “alicientes” en defensa de los corporativos que los contratan. Desde luego, faltan los “voluntariosos” como Salerno, a quienes les fascina sentarse en las curules y hablarle bonito a los vecinos.
Las rebanadas del pastel
Hay para dar y regalar, y no sólo en el Legislativo; los cabilderos son como la humedad. Por ejemplo, en la Suprema Corte y demás instancias gubernamentales. Ahí están los casos del embajador gringo en México, Ken Salazar, o el ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, duro que te dale para proteger los indefendibles intereses de sus corporativos… En fin: buon viaggio, Edna.