París. En paralelo a la guerra en Ucrania, una batalla se libra en la Unesco para lograr que una reunión prevista para realizarse en junio en Rusia se traslade a otro lugar.
En su mayoría occidentales, 40 países intentan convencer in extremis al Comité del Patrimonio Mundial para que cambie la sede, decidida en 2021, de su reunión anual, prevista del 19 al 30 de junio en Kazán, capital de Tartaristán, Rusia.
La ministra británica de Cultura, Nadine Dorries, fue la primera en alertar, en marzo, de que esta reunión “en el país de (Vladimir) Putin era inconcebible”.
Un mes después, su homólogo ucranio, Oleksandr Tkachenko, hizo un llamado a la Unesco, y el 8 de abril, 46 países miembros pidieron en una carta abierta a los integrantes del comité que asumieran sus responsabilidades frente a la ofensiva rusa, que destruye “el valor universal excepcional” de Ucrania.
“En estas circunstancias, no iremos a Kazán ni a ninguna sesión presidida por Rusia organizada en otro país”, advirtieron los firmantes, incluidos Colombia, Estados Unidos, Francia y Reino Unido.
La dirección general de la Unesco ha recordado que el Comité del Patrimonio Mundial es independiente. Para tomar una decisión como la de cambiar la sede de este encuentro hay dos maneras: dos tercios de sus 21 miembros deben solicitar la realización de una sesión extraordinaria y una vez el comité reunido, se vota por mayoría simple o consenso esta propuesta; la alternativa es que los Estados miembros de la mesa del Comité tomen la decisión.
Visto el poco tiempo que resta y con el fin de evitar un bochornoso boicot de la reunión en Kazán, fuentes de la Unesco sugieren que tal vez la solución sea retrasar la reunión varios meses u organizarla en un lugar neutro, como la sede de la organización en París.