Bruselas. Rusia es responsable de una crisis alimentaria global en crecimiento, debido a la guerra en Ucrania, especialmente por haber bombardeado reservas de trigo e impedir la salida de los cargamentos de granos, aseguró ayer el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.
“Dejen de culpar a las sanciones. Es el ejército ruso el que está provocando la escasez de alimentos”, afirmó.
“Están bombardeando las ciudades ucranias y provocando hambre en el mundo”, señaló Borrell en una conferencia de prensa dictada después de reunirse con los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea (UE).
El diplomático español advirtió que además de los combates en Ucrania, “hay otra batalla: una batalla narrativa”.
En su visión, mientras Rusia presenta a las sanciones de la UE como las “responsables de la escasez de alimentos y el aumento de los precios”, es esa nación la que “provoca el hambre en el mundo bloqueando los puertos, el trasiego de trigo y destruyendo las reservas de ese grano en la nación que está invadiendo”.
Borrell formuló estas declaraciones después de que Oficina de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) advirtió la semana pasada que los precios mundiales de la canasta básica alcanzaron un máximo histórico en marzo, tras la ofensiva de Moscú a Ucrania, una potencia agrícola.
La FAO apuntó que la interrupción de las exportaciones como resultado de la ofensiva que comenzó el 24 de febrero, junto con las sanciones internacionales a Rusia, aumentó los temores de una crisis mundial de hambre.
Las preocupaciones eran especialmente agudas en Medio Oriente y África, donde ya se estaban produciendo efectos colaterales.
Rusia y Ucrania poseen vastas regiones productoras de cereales que se encuentran entre los principales graneros del mundo. Sus cosechas representan una gran parte de las exportaciones globales de varios productos básicos importantes, incluidos el trigo, el aceite vegetal y el maíz.
En los recientes tres años, Rusia representó alrededor de 30 por ciento de las exportaciones mundiales de trigo y maíz, y Ucrania 20 por ciento, según la FAO.
La oficina de la ONU también considera que la hambruna en África occidental y las regiones del Sahel –altamente dependientes de los cereales rusos y ucranios– podría empeorar y afectar a más de 38 millones de personas para junio.
El presidente estadunidense, Joe Biden, y el primer ministro indio, Narendra Modi, conversaron de manera virtual por al menos una hora sobre el conflicto en Ucrania, mientras Washington presionaba a su aliado asiático para que apoye su respuesta a la incursión rusa y no compre petróleo ruso.
También en el frente diplomático, el canciller austriaco Karl Nehammer afirmó ser “pesimista” tras su reunión ayer con el presidente ruso, Vladimir Putin, la primera de un dirigente europeo que visita Moscú desde que comenzó la ofensiva.
“No hay que hacerse ilusiones. El presidente Putin entró de lleno en la lógica de guerra y actuará en consecuencia”, explicó Nehammer. “Por la parte rusa, no tienen mucho interés en un encuentro directo” con el presidente ucranio, Volody-mir Zelensky, añadió el canciller austriaco.
Amnistía Internacional señaló la “hipocresía” en el maltrato al que se enfrentan los solicitantes de asilo que llegan a Polonia desde Bielorrusia, “en contraste” con aquellas personas que huyen de Ucrania.
Tres países de la UE anunciaron la liberación de unos 2.5 millones de euros (unos 2.7 millones de dólares) para la Corte Penal Internacional, en apoyo a sus investigaciones sobre presuntos crímenes de guerra en Ucrania. El gobierno danés comprará 2 millones de tabletas de yodo, por si hay “un accidente nuclear en nuestra área inmediata”.
El alcalde de la capital de Polonia, Varsovia, tomó el control de un antiguo edificio diplomático ruso, apodado el “nido de los espías”, y que ambos países se disputan, para que lo use Ucrania.