Moody’s informó que mantiene su perspectiva negativa sobre el sistema bancario mexicano debido a que las condiciones macroeconómicas del país seguirán siendo difíciles durante los 12 a 18 meses próximos.
En un reporte programado, la agencia calificadora indicó que México enfrenta una demanda interna débil, perspectivas de inversión endebles y un crecimiento limitado de la productividad, lo que causará un lastre a la economía.
Además, señaló, la inflación se mantendrá elevada durante 2022, afectando la capacidad de pago de los prestatarios; sumado a que la recuperación del empleo ha sido frágil, principalmente en el sector informal y en el formal de bajos salarios.
Pese a lo anterior, aclaró la calificadora de riesgo crediticio, espera que las finanzas de los bancos se mantengan sólidas, ya que se adhieren a estrictos estándares de suscripción y mantienen una cartera bien diversificada, lo que respaldará una calidad de activos estable.
“La retención de utilidades, la alta rentabilidad y el crecimiento moderado de los préstamos permitirán la estabilidad en el capital, mientras la introducción gradual de nuevos requisitos de capital mejorará la capacidad de absorción de pérdidas hasta 2025”, apuntó.
Los bancos mexicanos mantienen, aseguró Moody’s, un amplio poder de fijación de precios y acceso a financiamiento de depósitos básicos de bajo costo, lo cual apoyará los márgenes de interés netos en un entorno de tasas de interés más altas e inflación.
Destacó que la sólida liquidez y el fondeo de depósitos básicos siguen siendo fortalezas crediticias claves del referido sector financiero.
No obstante, la capacidad del gobierno para apoyar a este ramo se está deteriorando, como lo indica la perspectiva negativa de la calificación crediticia Baa1 de México.
“El apoyo del gobierno a los bancos se está deteriorando. Las finanzas del gobierno mexicano están expuestas tanto al riesgo de un crecimiento menor al esperado, como a la posibilidad de que el apoyo financiero a Petróleos Mexicanos es superior a lo que esperamos, lo que implica una capacidad potencialmente reducida para brindar impulso con capital público a los bancos.
“Además, creemos que la austeridad fiscal del gobierno y la respuesta política menos predecible han resultado en una menor voluntad de apoyar a los bancos”, puntualizó.
En 2021, dichas entidades financieras mexicanas tuvieron un incremento anual en sus utilidades de 65.7 por ciento.