No fue el resultado ideal, pero el balance es bueno, sobre todo si se consideran varios factores negativos de la presunta autoridad electoral: la actitud porril y facciosa de Lorenzo Córdova y Ciro Murayama –quienes trabajan denodadamente en contra de la democracia participativa y, sin decoro alguno, a favor de la derecha–; sólo se instaló una tercera parte de las casillas requeridas, con el agravante de que se ubicaron lo más lejos posible de los votantes; mínima promoción de los comicios por parte del INE, con todo y que la Constitución lo obliga a ello; y que el ejercicio se realizó en Domingo de Ramos, en pleno inició de la Semana Santa, en un país de mochos y de vacacionistas a la primera provocación.
De cualquier forma lo relevante de dicho ejercicio es que fortalece la democracia participativa en un país en el que la ciudadanía está acostumbrada –siempre en beneficio de la clase política parasitaria– a votar por candidatos impuestos por partidos políticos –mayoritariamente impresentables– y sin otra posibilidad legal de soportarles, sin más y durante todo el periodo estipulado en la Constitución, todo tipo de excesos, corruptelas, negocios sucios y, sobre todo, el descarado incumplimiento de lo “comprometido” en campaña.
Alrededor de 16.5 millones de votos no son pocos, aunque sí insuficientes para que el resultado sea vinculatorio. El resultado pudo ser distinto, porque La Ley Federal de Revocación de Mandato estipula que “la jornada de votación se celebrará el domingo siguiente a los 90 días posteriores a la emisión de la convocatoria (…) que al efecto emita el Consejo General” (del INE), de tal manera que la presunta autoridad pudo seleccionar una fecha más adecuada para la mayor participación ciudadana los comicios, de tal suerte que –sobre todo si viene de Córdova y Murayama–nada raro sería que el Domingo de Ramos forme parte del plan con maña.
Si se suma la histérica cuan costosísima campaña propagandística de los fachos (primero promovieron “la necesidad de votar para que López Obrador se vaya lo más rápido posible”, pero más adelante trabajaron en riguroso sentido contrario), entonces las distintas “fuerzas políticas” (en realidad una al servicio de la oligarquía), con el INE de la mano, hicieron hasta lo impensable para apestar el ejercicio de democracia participativa, para que la ciudadanía no votara, por no ser un buen negocio para ellos. Imaginen: ¡apartarlos del puesto a la mitad del atraco! Así no, Anlo.
En fin, en el balance el presidente López Obrador subrayó que “la gente actuó con mucha responsabilidad, millones de mexicanos, y vamos a ver resultados, que eso es importante. Estamos ante un hecho histórico, inédito en la historia de nuestro país. Por primera vez se hace una consulta a los ciudadanos para que decidan sobre el gobierno del presidente, que siga o se vaya, reafirmando que es el pueblo el que manda, de que es el pueblo el soberano, para que quede claro y eche raíces; para que nadie en ningún nivel de la escala se sienta absoluto. Porque durante mucho tiempo, siglos, se pensó que la política era asunto de los políticos y que el pueblo no existía, y ahora estamos en una etapa nueva, no sólo de democracia representativa, sino de democracia participativa”.
El mandatario detalló que “hay que tomar en cuenta que no se instalaron todas las casillas; sólo un tercio. En el 2018 se instalaron alrededor de 160 mil y ahora 57 mil. Lo digo porque nuestros adversarios, que se enojan mucho, pues dicen: ‘es la mitad de los votos que obtuvo el Presidente en la elección de 2018’. Sí, nada más que con la tercera parte de las casillas y con todas las trampas o boicot del INE, que no se aplicó para poner casillas en todos lados y hubo municipios en donde no las hubo”.
Pero es perfectible: “con la reforma electoral que vamos a presentar se van a considerar algunos aspectos para facilitar que (el resultado) pueda ser vinculatorio. Pensamos que es muy alto lo de 40 por ciento de participación; ahora participó mucha gente, pero no pasó de 18 por ciento. Podría reducirse a 30 o 20. Entonces, es un gran avance; va a ayudar mucho para consolidar la democracia y tener buenos gobiernos, para que el pueblo siempre tenga las riendas del poder en sus manos”.
Las rebanadas del pastel
Bicarbonato para Emilio Lozoya, porque supuso que ayer cenaría pato en el Hunan. Se le apestó: seguirá en chirona, a menos que repare íntegramente el daño por él causado a Petróleos Mexicanos, que no fue menor.