En un pueblo marítimo de Francia cuatro hermanos jóvenes de origen magrebí procuran sacar a flote un hogar en el que el padre de la familia ha fallecido, mientras la madre yace postrada, en estado de coma, a consecuencia de un derrame cerebral. Abel (Dali Benssalah), el hermano mayor, hace las veces de padre sustituto enviando regularmente algo de dinero a sus otros tres hermanos, de los que vive alejado. Mo (Sofian Khammes) contribuye al gasto familiar prostituyéndose. Es también un taxi boy que no vacila en extender sus servicios a la clientela masculina. Por su parte, el joven Hedi (Moncef Farfar) lleva una vida más arriesgada involucrándose en el tráfico de drogas. En este curioso clan doméstico viril destaca, como formidable anomalía, Nour (Maël Rouin Berrandou), adolescente de 14 años, dueño de un talento natural para el canto y aficionado a la ópera por motivos sentimentales: su madre gustaba mucho de ese arte musical y en particular de La Traviata de Verdi.
Basado libremente en una obra de teatro (Por qué nos fuimos mis hermanos y yo…”, de Hédi Tillette de Clermont-Tonnerre), el primer largometraje de ficción del francés Yohan Manca, La Traviata, mis hermanos y yo (Mes freres et moi, 2021), narra la manera en que Nour responde a la vaga vocación artística que una profesora de canto le ayuda a materializar. Esto sucede en un medio social particularmente adverso, alejado por completo de la exquisiteces del bel canto, ya sea por una incompresión testaruda, la precariedad económica que no deja espacio o tiempo para ese goce estético o los prejuicios hacia una expresión musical considerada elitista.
Todos los obstáculos que oponen al joven cada uno de sus hermanos, Nour los enfrenta y esquiva motivado por un delirio mayor que confía en que la música habrá de conseguir el milagro de despertar a su madre de su estado de inconciencia. Es notable la manera en que el también guionista Manca logra volver natural el tránsito continuo del cantante aficionado desde un mundo de crudas realidades familiares a un ámbito de fantasía al que no tienen acceso sus hermanos. Asistimos al relato de una educación sentimental fuera de serie donde la maestra y cantante de ópera Sarah (Judith Chemia) funge como providencial figura tutelar que sustituye y prolonga el diálogo interrumpido de Nour con su madre ausente.
Se exhibe en la sala 3 de la Cineteca Nacional a las 13:30 y 18:30 horas.