Ante los intentos de unos cuantos parlamentarios europeos de presumirnos de una autoridad moral superior en derechos humanos, es hora de que miren el papel que la Unión Europea (UE) desempeña en promover los intereses de empresas farmacéuticas ante la pandemia de covid. Hay que recordar al eurodiputado López Gil, quien vino a reclamar de manera majadera al gobierno de México de que es signatario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que la misma UE y sus países miembros también están sujetos a pactos de derechos humanos internacionales que incluyen el derecho universal a la salud.
Ante el acaparamiento de vacunas por países ricos e intereses de las empresas farmacéuticas, 34 por ciento de la población mundial no ha recibido ni una dosis de la vacuna contra el covid (https://nyti.ms/3KtzXw4,). Como respuesta, el pasado marzo la UE, Estados Unidos (EU), Sudáfrica e India llegaron a una especie de borrador de “acuerdo”, o componenda, que suspendería temporalmente las patentes de éstas vacunas. Pero este se queda muy corto de lo que Ángel Villalobos, representante de México ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), dijo debería ser un acuerdo integral que no afecte la inversión en innovación ni imponga restricciones comerciales a países en desarrollo (https://reut.rs/3LK2Ggs). Como bien dice la Internacional Progresista: “El plan de la UE y EU antepone sus intereses a los de la humanidad, al eludir la necesaria transferencia de tecnología que despejaría el camino para la producción en muchos más países e instalaciones de todo el mundo. Además, excluye las pruebas y los tratamientos no vacunales e impone condiciones engorrosas y complejas para la concesión de licencias” (https://bit.ly/3x9J5Ce).
El Consejo de los Canadienses ha denunciado que “la UE y las grandes farmacéuticas están tratando de engañar al mundo” (https://bit.ly/3r934gA). Respecto del acuerdo alcanzado, “el diablo está en los detalles. El texto de compromiso filtrado por la UE está muy por debajo de la amplia exención que Sudáfrica, India y más de 100 países han estado exigiendo desde octubre de 2020. El compromiso de la UE dejaría intactas numerosas disposiciones del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC o TRIPS, por sus siglas en inglés) de la OMC e incluso agregar otras nuevas”.
Organizaciones civiles, activistas y expertos de todo el mundo preparan una carta al presidente Ramaphosa, de Sudáfrica, y al premier Modi, en la que se advierte que enfrentamos un momento crítico pues el acuerdo alcanzado es apenas “el mínimo común denominador de la oposición de la UE a eliminar las barreras de propiedad intelectual y la insistencia del gobierno de EU de que se limite sólo a vacunas y se excluya a ciertos países”. La carta celebra el liderazgo que habían tenido Sudáfrica e India para llegar a una exención integral de los ADPIC dado que “la desigualdad en el acceso a las vacunas, pruebas y tratamientos anticovid fue causada por la avaricia de las farmacéuticas y el estrecho interés propio de los países ricos”, y se les llama a mantener sus posiciones. Se añade que la componenda en la OMC “inexplicable e injustificadamente erigiría más barreras para la fabricación de tecnologías médicas que salvan vidas, incluida la adición de un requisito imposible (de cumplir) que es el enumerar todas las patentes relacionadas con una vacuna. También existe el riesgo de que se pueda impedir la exportación de vacunas excedentes a países que las necesitan. Y el imponer restricciones y socavar las flexibilidades existentes de la OMC en el contexto de la pandemia, representa un paso atrás de un statu quo ya insostenible”.
La UE es la principal entidad en bloquear salidas a esta pandemia. Ha dejado miles de millones de personas en vulnerabilidad al mantener la desigualdad en la vacunación, creando un caldo de cultivo para el surgimiento de variantes, potencialmente más peligrosas o resistentes a las vacunas. En la carta a Ramaphosa y Modi se añade: “Han mirado para otro lado mientras millones han muerto innecesariamente porque a los países en desarrollo no les otorgaron los derechos y la tecnología para fabricar o importar vacunas, pruebas y tratamientos contra el covid-19”. Es esencial que México se una a los copatrocinadores de la exención de los ADPIC de la OMC para enfrentar significativamente la pandemia y poner las vidas por encima de las ganancias comerciales.
Como dice la Internacional Progresista en declaración firmada por Hugo López-Gatell, entre otros: “La propuesta de ‘compromiso’ de la UE y EU sobre la eliminación de las restricciones a la producción y distribución de los tratamientos contra el covid sería peor que no llegar a un acuerdo. Si se hubiera aceptado la propuesta de India y Sudáfrica, se habría vacunado más rápido a la población mundial. También habría menos nuevos multimillonarios de la industria farmacéutica” (https://bit.ly/3x9J5Ce).
México ha mantenido una postura firme y debería colocar el derecho a la vacunación como condicionamiento a la “modernización” del tratado de libre comercio con la UE en curso y exigir que ésta cese de promover el apartheid de la vacunación. La cláusula democrática y de derechos humanos del Acuerdo Global México-UE debería de servir para algo y dejar de ser un adorno.
*Investigador del Institute for Policy Studieswww.ips-dc.org
Twitter: @ManuelPerezIPS