Una cartulina informaba a las personas que se acercaron, con la intención de votar, al palacio municipal de Nezahualcóyotl: “Revocación de mandato. Los ciudadanos de esta sección 3459 votarán en avenida Chimalhuacán esquina Cucaracha”.
En el lugar donde votaban habitualmente fue montada una casilla especial, para ciudadanos en tránsito.
–¿Y eso dónde es? –pregunta alguien, credencial de elector en mano.
–Allá por Zopilote Mojado –le responden.
El ciudadano se fue en la dirección señalada, aunque no se le veía muy convencido de echarse la nueva caminata.
Felipe Rodríguez Aguirre, líder histórico del Movimiento Urbano Popular en este municipio, culpó, como todos los morenistas, a la falta de promoción por parte del Instituto Nacional Electoral, y a la decisión de la misma autoridad de mover de lugar una porción de las casillas. Apuntó otro ingrediente: “Hoy es Domingo de Ramos y la fe de la gente es clave” (pequeño detalle no previsto por los negociadores morenistas).
No hay rigor científico alguno en los datos que puede arrojar un recorrido por cinco colonias de Neza. Pero, si el ojo de buen cubero fuese un indicador, se diría que la participación (dos o tres, más de cinco sólo en un par, personas en fila por casilla) estará muy lejos de alcanzar la meta que Morena y aliados se pusieron en el estado de México: cinco millones de votos (300 mil en este municipio). Una vara muy alta si se considera que, en la elección del año pasado, Morena obtuvo 170 mil votos (contra 150 mil de Movimiento Ciudadano que captó el “voto de castigo” al partido gobernante).
A lo lejos, de pronto, una casilla, en la colonia Vicente Villada (la izquierda imbatible electoralmente desde 1996), tenía mucha gente. Ya más cerca se entendía la razón: votaba en ese momento el ex alcalde Juan Hugo de la Rosa, ahora morenista y ayer destacada figura de ADN, la corriente perredista mejor acomodada durante el reinado del PRI (cuatro alcaldes de Neza al hilo).
Clic, clic. Fotos, video y luego la declaración banquetera de rigor: un ejercicio democrático inédito y la autoridad electoral no promovió lo suficiente. Aquí, expuso el político de origen oaxaqueño, sólo pusieron 530 de las más de mil 500 casillas que usualmente se instalan. Con todo, De la Rosa fue optimista: cifró la participación entre 25 y 30 por ciento (muy arriba del 7-10 por ciento que, cuentan, estiman en el círculo de Marcelo Ebrard).
En una casilla de la colonia ampliación Villada hubo un leve altercado, sin consecuencias, entre dos grupos de promotores del mismo partido. No pasó a mayores porque uno de los bandos se retiró (al parecer, se disputaban a cuál grupo le correspondía ese territorio).
En otra sección, este reportero conversó con una abogada morenista (pero no del equipo de De la Rosa), quien describió en un tris la forma de operar: “Esos de allá (y señaló a un hombre de playera verde fosforescente y una mujer de chaleco guinda) piden las credenciales cuando la gente sale”.
El hombre en cuestión portaba una tabla de despachador de transporte, con una lista de Excel con palomitas al lado de los nombres. Las mismas playeras verdes se vieron en la mayor parte de las casillas avistadas (la excepción fueron las especiales). Una presencia que quiso ser discreta, pero exhibía el ADN en las playeras verdes.
La abogada explicó también que la representante de Morena en la casilla nunca quiso dar su nombre “ni el de la persona que la contrató”.
El voto duro morenista en Neza ronda 100-120 mil votos, aunque para los dirigentes actuales bastaría con duplicar la simbólica votación que obtuvieron en la consulta sobre los ex presidentes.
Cuatro muchachas que promovieron la participación en esta consulta, y que hablaron a un costado de la escuela que lleva el nombre de Benita Galeana contaron lo que hallaron en sus recorridos casa por casa: personas a favor y en contra; un fuerte respaldo al Presidente en los mayores de 40 años y un montón de quejas en dos temas: inseguridad y costo de la canasta básica. “Una señora nos azotó la puerta y otras nos apapacharon”. El país, vaya.