En economía los milagros no existen. El crecimiento depende inequívocamente de la inversión productiva que se realiza –del monto y del objeto– y México está literalmente en la calle en la materia desde hace décadas.
En 2021, la inversión fija sumó 5.192 billones de pesos corrientes, de los que 2.955 b (56.9%) fueron a construcción y 2.237 b (43.1%) a maquinaria y equipo (Gráfico 6). Como porcentaje del PIB, la inversión total fue apenas 19.8%, aun ligeramente abajo del ya bajísimo 21.5% que ha sido el promedio de los 20 años prepandemia (2000-2019). La inversión privada representó 17% del PIB (17.3 en el periodo) y la pública 2.8 (4.2 en el periodo). Una verdadera insuficiencia estructural.
La inversión total creció 10% en 2021, rebote relevante pero insuficiente para compensar las caídas de -4.7% en 2019 y de -17.8% en 2020 (Gráfico 7).
En construcción, la inversión creció modestamente 5.6% en 2021, en un rebote también escaso para cubrir las contracciones de los cinco años previos y en especial la caída de -17.2% en 2020 (Gráfico 8).
En maquinaria y equipo para la producción, la inversión creció 16% en 2021 en una fuerte recuperación de las pérdidas de -6.4% en 2019 y -18.7 en 2020 (Gráfico 9).
En pesos constantes para fines de comparación real (sin inflación), los 3.227 billones de inversión total superan en 10% al contractado 2020 (Gráfico 10), pero aun equivalen a los niveles de inversión de 2010-11. De este total, la inversión privada fue de 2.778 billones, nivel cercano al de 2013; y la pública de 450 mil millones, nivel de principios de siglo y cerca de la mitad de lo invertido 12 años atrás.
Con su rezago, México debería estar invirtiendo cada año un tercio del PIB. Sin aspirar a ser China, que invierte 43% (en 2020) (Gráfico 11), sí se debe alcanzar al menos el 31-32% de Indonesia y Corea del Sur en vez del pobre 19.8% que invertimos en 2021. El sector privado prefiere gastar a lo grande, especular o sacar del país el gran excedente que capta y casi no invierte, y el sector público adolece de una crónica insuficiencia fiscal que no da para más sin una acción efectiva ante la elusión de personas y corporativos y la fuga de capitales. Está claro, además, que la banca es altamente disfuncional para el desarrollo; gran acierto sería que el Estado adquiriera Banamex como banco de equilibrio, operador de la banca de desarrollo y canalizador eficiente de crédito productivo.
Fe de erratas. En el Reporte anterior (1/2), gracias al duende, la cabeza de cuadro que dice G-5 BZA DE TRANSFER 2015-21, debió decir G-2 OFERTA Y DEMANDA 2015-21. Las cifras son correctas.
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