Es información conocida, pues la reveló López Obrador desde que llegó a Palacio Nacional, pero tras la decisión de la Suprema Corte, las crecientes presiones y chantajes de las trasnacionales y sus gerentes incrustados en gobierno extranjeros, y, en fin, todo aquel que a estas alturas tenga dudas, es más nítido que nunca el porqué la autodenominada “oposición” sistemáticamente se ha negado a que el Estado mexicano meta orden en el saqueado –gracias al régimen neoliberal– sector eléctrico del país y, en consecuencia, fortalezca la soberanía energética.
Desde el arranque del actual gobierno se denunció que la “reforma” peñanietista no sólo permitió el atraco a la nación, sino que lo estimuló en connivencia de los corporativos foráneos y uno que otro autóctono, siempre en detrimento de la soberanía y de las finanzas nacionales. Suculentos negocios sucios –a costillas del erario y de la Comisión Federal de Electricidad– con el pretexto de promover el uso de energías limpias.
Uno de tantos jugosos negocios sucios ha sido el de los permisos de “autoabastecimiento” de energía eléctrica para empresas privadas, es decir, aquellos autorizados –sin planeación alguna y con generosas coimas de por medio– por los gobiernos de Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto para que un consorcio (uno, sólo uno) genere electricidad para cubrir sus exclusivas necesidades en este renglón. Esa fue la careta, porque en los hechos, ilegalmente cerca de 78 mil “socios” –empresas– se subieron al camión del “autoabastecimiento”, con lo que crearon un mercado negro de electricidad.
Una vez instalado en Palacio Nacional, el gobierno de López Obrador documentó (Secretaría de Energía y Comisión Federal de Electricidad) que, oficialmente, existían 239 permisos para “autoabastecimiento” privado (otros que se otorgaron en el periodo neoliberal sólo sirvieron para especular financieramente con ellos), cuyos beneficiarios (esos 239, ni uno más) únicamente podían generar electricidad para sí y transportarla a través de CFE.
Pero ¡sorpresa!: aquella fábula sobre la multiplicación de los panes se queda como mero chistorete de cantina si se compara con lo que hizo la mayoría (con Iberdrola a la cabeza) de quienes obtuvieron los citados permisos: en un abrir y cerrar de ojos, tranza de por medio y muchas coimas para la “oposición”, los 239 originales –para igual número de empresas– se incrementaron fraudulentamente a cerca de 78 mil (clientes disfrazados de “socios”), con lo que armaron un mercado negro totalmente ilegal.
Todas las empresas de los oligarcas mexicanos forman parte de esa apestosa multiplicación de los permisos de “autoabastecimiento”, en la que Iberdrola es la voz cantante (cuando menos una tercera parte de la propiedad pertenece a fondos buitre como Blackrock), con los coros de Naturgy (otra trasnacional española que fue conocida como Gas Natural Fenosa, en la que Repsol tenía las manos hasta el fondo y masacró a los consumidores mexicanos desde que Zedillo privatizó y trasnacionalizó –Fox y Calderón metieron el acelerador a fondo en lo que el segundo denominó “cambio estructural en el mercado”– la distribución de ese combustible), Mitsui (trasnacional japonesa que compró en mil 225 millones de dólares parte de los activos de Gas Natural en México), Enel (trasnacional italiana que no se anda por las ramas: “descubrimos un potencial inimaginable en México”) y Saavi Energía (trasnacional gringa, cuyo accionista mayoritario es Global Infrastructure Partners, otro fondo de inversión que también participa en Naturgy).
Hay más, desde luego, pero sirva lo anterior para dar contexto al reciente comunicado de la Presidencia de la República: “se revisarán y revocarán los permisos de autoabastecimiento encuadrados en la grave irregularidad del fraude a la ley. Existen 234, de los cuales 110 son ilegales y tienen 77 mil socios-clientes, ya que se compran-venden energía eléctrica… (Además) se revisará la legalidad y rentabilidad financiera para el Estado de los contratos de producción independiente (PIE), los cuales en su caso deberán ser renegociados o terminados anticipadamente. A estas centrales de producción independiente se les paga 100 por ciento de la energía por parte de CFE, aunque no se entregue… Se termina el negocio heredado que benefició a la inversión privada extranjera (Iberdrola, Naturgy, Mitsui, Saavi, Enel, etcétera)”.
Las rebanadas del pastel
Como bien dice Andrés Manuel, “la democracia tiene que convertirse en un hábito”.