Manaos. Luciendo con orgullo sus majestuosos tocados de plumas, los modelos cantan una oda a la lluvia, mientras los maquilladores dibujan líneas negras en sus rostros, brazos y muslos, en el primer encuentro de moda indígena realizado en Manaos, Brasil.
“Es un sentimiento de felicidad y orgullo. Como se trata de la primera vez, tenemos muchas ganas de mostrar nuestro talento, en costura, en artesanía. Mostrar al mundo que los indígenas también pueden triunfar” en la moda, manifestó el joven modelo Moan Mundurukú, de 19 años.
Moan es uno de los 37 modelos –hombres y mujeres– originarios de 15 pueblos indígenas llegados a la nórdica ciudad de Manaos, la mayor metrópolis de la Amazonia, para participar en la primera edición de la Exposición Intercultural de Moda Indígena.
Los desfiles muestran las creaciones de 29 diseñadores indígenas durante todo abril.
“Es una forma de resistencia, una forma de superar estereotipos”, subraya Reby Ferreira, de 27 años, organizadora del encuentro.
“Aquí en Manaos, lamentablemente, muchas personas tienen vergüenza, incluso miedo, de reconocer que tienen sangre indígena. Nuestro propósito es que todos se sientan incluidos y que podamos mostrar nuestra cultura al mundo a través de esta ropa”.
Los diseñadores utilizan elementos naturales para sus confecciones, como dientes de pecarí (una especie de jabalí del Amazonas), guaraná rojo, semillas de acai o cáscaras de coco.
En las telas se encuentran los mismos patrones geométricos que en las pinturas corporales. Algunas representan ritos de iniciación de los jóvenes indígenas.
“Mi atuendo evoca el ritual de la joven del pueblo ticuna”, explica Kimpuramana, modelo y estilista de 17 años, con un vestido blanco adornado con rayas diagonales negras entrelazadas.
En la pasarela, antes de que baje cada modelo, una presentadora revela su etnia y lo que simbolizan la ropa y los accesorios que luce.
“Veo a mi gente contar su historia”
El sábado, los desfiles tuvieron lugar en el Palacio Río Negro, un edificio construido a principios del siglo XX, durante la época dorada del caucho, y ahora transformado en un centro cultural.
“Me siento privilegiada de haber podido asistir a un evento así en este lugar. Por lo general, estamos excluidos de estos sitios. Hoy puedo ver a mi gente contar su historia a través de la moda”, expresa Bianca Mura, novelista indígena de 24 años.
Mientras estos desfiles tienen lugar en Manaos, miles de indígenas se reúnen a 3 mil 500 kilómetros de distancia, en la capital, Brasilia, con motivo del gran campamento anual Terra Livre (Tierra libre), para defender sus derechos y protestar contra el gobierno de Jair Bolsonaro.
El presidente de extrema derecha está en favor de abrir las reservas indígenas, ya muy golpeadas por la deforestación causada por la explotación minera y agrícola.