Los museos son repositorios de la memoria de los pueblos; sin importar cuál sea la materia que custodian ni las dimensiones del lugar o valor pecuniario del contenido, siempre resguardan un bien valioso para la comunidad.
En la Ciudad de México, que está compuesta por muchas ciudades de raíces prehispánicas, hoy convertidas en alcaldías, estos sitios son particularmente importantes porque suelen exponer lo que les es propio, da identidad y los distingue de las otras poblaciones.
Un buen ejemplo es Azcapotzalco, que fundaron en el siglo XIII los tepaneca (los que viven en el pedregal) y que llegaron a ser lo que en términos hispanos se considera un imperio, que dominó a los pueblos más importantes de la cuenca. Constituyó un centro ceremonial y comercial de gran importancia que tenía fama por sus técnicas artesanales especializadas en el trabajo de la concha, piedra, hueso, pluma y cerámica excepcional.
Muchas vicisitudes padecieron los pobladores frente a los mexicas de Tenochtitlan, que los derrotaron y borraron su historia.
Tras la Conquista, como el resto de los pueblos originarios, lucharon a contracorriente para conservar algunos referentes de su cultura como sus barrios, que rebautizados por los españoles continúan vigentes hasta la fecha, con diversas tradiciones de raíces ancestrales.
Para mantener viva esa memoria histórica y fortalecer el sentido de identidad y pertenencia de los chintololos –así se conoce a los habitantes de la localidad– el delegado Pablo Moctezuma inició desde 1997 el proyecto para la creación del Museo de Azcapotzalco y otro de los Pueblos Originarios, en el hermoso Parque Tezozomoc. Para eso tuvo que reinstalar –con no pocas dificultades– un cuartel de policía.
Finalmente, en el año 2000 se inauguraron ambos recintos, mismos que fueron desmantelados por la nueva administración para establecer los museos de Arte Tridimensional y Regional.
Al regresar como jefe delegacional, Moctezuma retomó los proyectos originales y se abrieron sendos museos de los cuales escribimos en 2018 una crónica en estas páginas, ya que muestran una manera interesante y atractiva el rico pasado y el presente de la demarcación. Sin duda, un modelo para seguirse en otras alcaldías.
El Museo de Azcapotzalco, con una bella museografía, nos lleva por la historia de esta demarcación, desde el Pleistoceno hasta el siglo XX. Muy especial es la sala de arqueología, donde se exponen más de 400 piezas encontradas en la alcaldía en distintas épocas. En otra sala se pueden ver las transformaciones más importantes que ha tenido Azcapotzalco a partir de la llegada de los españoles. Simbólicamente nos recibe un teocalli en ruinas, en contrapunto con la parroquia de Felipe y Santiago. En el gran atrio se llevó a cabo la última batalla de la Independencia, que aquí se recuerda.
El Museo de los Pueblos Originarios recibe al visitante con un hermoso mural alegórico de la flora y tradiciones de Cuetzalan, obra del artista de esa población, Gregorio Méndez Nava. En el interior se muestra un enorme mural de herramientas de Jaled Muyaes y parte de la excepcional colección de máscaras de todo el país, que coleccionó el escultor-antropólogo con su esposa Estela Ogazón. El proyecto incluía talleres de artesanos.
Ese relevante patrimonio está en riesgo, pues ambos recintos están cerrados, se dice que por mantenimiento pero corre la voz que nuevamente hay el proyecto de desmantelarlos para establecer un museo de arte contemporáneo. Por donde se le vea la idea es una aberración: despojar a la población de dos sitios que guardan su memoria, que cumplen una importante labor educativa, de difusión y de esparcimiento, ya que son muy interesantes y atractivos; por otro lado, es tirar a la calle una considerable cantidad de dinero y trabajo. Conseguir que el INAH prestara las piezas no fue nada fácil, así como la adquisición de las máscaras y escultura de Muyaes.
Por suerte, paralelo a la inauguración de los museos se creó el Consejo de Preservación de la Cultura en Azcapotzalco, que tiene entre sus funciones la salvaguarda de los recintos culturales de la demarcación. Menciono alguno de sus integrantes: Román Meyer, Cuauhtemoc Cárdenas, Eduardo Vázquez, Salvador Aceves, Martha Turok, Saúl Alcántara, Arnaldo Coen y la autora de estas líneas, quienes no dudaremos en defender la preservación de ese patrimonio fundamental de la alcaldía y de la ciudad.