Minutos después de las tres de la tarde de ayer zarpó el barco de la Marina Armada de México que transportó al presidente Andrés Manuel López Obrador del puerto de San Blas, Nayarit, rumbo a las Islas Marías.

El mandatario pernoctó en esa zona del océano Pacífico y hoy recorrerá la antigua prisión, ahora potencial centro cultural y turístico.

“Estamos zarpando de San Blas rumbo a las Islas Marías, que ya no es prisión. Ahora, la costa de Sinaloa, Nayarit y Jalisco forman parte de una región para el desarrollo turístico, cultural y ambiental”, señaló en un mensaje de Twitter.

Al despedirse de los pobladores, se escuchó a un niño gritar: “Adiós, abuelo”, mientras otros coreaban “¡Es un honor estar con Obrador!” El mandatario, desde el estribor, les dijo adiós con la mano y expresó: “Felicidades, nos estamos viendo”.

En un hecho poco usual, la conferencia de prensa matutina de este viernes duró una hora porque el Presidente debía salir temprano hacia el aeropuerto para emprender un viaje largo, primero en avión, luego por tierra y finalmente en mar abierto, para llegar a las Islas Marías, “que ya esa prisión histórica y horrorosa está convertida en un centro de recreación para el turismo ecológico”.

Se está preparando con ese fin, explicó: “Y es un paraíso, lo que era un infierno se está convirtiendo en un paraíso”. Enseguida, con sarcasmo, recordó la expresión de la senadora panista Kenia López, quien aseguró que con la construcción del Tren Maya se cambiará hasta el color turquesa del mar Caribe.

“Ya ven que cuando se es mesías se puede cambiar el color del mar y se pueden convertir los infiernos en paraísos. Todo eso se puede.

“¿Saben quién puede cambiar todo eso? El pueblo, porque la voz del pueblo sí es la voz de Dios”, aseguró.

Por la noche informó que la travesía tardó cuatro horas y agregó que dentro de tres meses el sitio podrá ser visitado por el público.