Hace 48 años, el 27 de marzo de 1974 quedó instalado el Consejo Nacional de Población (Conapo) por mandato de la Ley General de Población, el cual tiene como atribución adecuar los programas de desarrollo económico y social a las necesidades que plantean el volumen, estructura, dinámica y distribución de la población. Erradicar la exclusión social y extender los derechos humanos a todos los grupos de población ha cobrado centralidad en la política de población del gobierno actual, en especial a las personas en condición de pobreza, indígenas y afromexicanas: “Por el bien de todos, primero los pobres”.
Explico aquí algunas de las prioridades que este espacio permite. Como tarea central, este año se realizan las proyecciones sociodemográficas para las próximas cinco décadas. Además, se generan los indicadores para ampliar el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos, para disminuir la tasa de fecundidad de adolescentes, así como para erradicar la maternidad y el matrimonio infantil. Se realizan diagnósticos y monitoreo del índice de marginación de municipios y localidades, de la migración interna, distribución, concentración y descentralización de la población, así como de la migración internacional.
Para la elaboración de las proyecciones de población, el Conapo cuenta con el apoyo de 11 secretarías y seis organismos del Estado, así como de investigadores de El Colegio de México, de la Sociedad Mexicana de Demografía y de otras instituciones académicas. Este ejercicio prospectivo posibilita la comprensión de la dinámica demográfica y de los componentes que inciden en el crecimiento de la población, la fecundidad, la mortalidad y la migración, que son la base de la planeación sectorial actual y la de los próximos 50 años. Hoy es imperativo anticiparse al envejecimiento de la población, porque las personas jóvenes (12-29 años) representan 30.6 por ciento de la población, un volumen que cautiva el mercado laboral y que, poco a poco, va a ceder este lugar a las personas mayores (de 60 años y más), grupo que se duplicará para 2050, al pasar de 11.6 por ciento actual, a 22.5 por ciento. Parte de esa anticipación es la gran inversión que se hace en las juventudes, como la creación de escuelas de nivel superior y medio superior, las becas Benito Juárez para 11 millones de estudiantes de familias pobres y el apoyo para más de 2 millones de jóvenes aprendices, quienes representan una ventana de oportunidad para dotarles de las herramientas para la movilidad social, antes de que lleguen a engrosar el grupo de las personas mayores. Es momento de promover el ahorro y las inversiones. El mayor reto es la generación de empleos suficientes y de calidad para hacer pleno uso de la fuerza de trabajo y superar la tasa de informalidad laboral que hoy representa poco más de la mitad de la población ocupada. Importa, además, posponer la edad de la reproducción y erradicar la maternidad infantil, por constituir una barrera para el crecimiento; la segunda década de vida no es para estar cuidando hijos, sino etapa crucial para sentar las bases del desarrollo personal, momento para aumentar el capital humano y la escolaridad, para definir una identidad sexual y una misión en la vida. El derecho a vivir con plenitud una adolescencia y juventud no tendría que ser un lujo de clase, sino una oportunidad para crecer, antes de asumir las responsabilidades de la maternidad o paternidad. El Conapo, junto con el Instituto Nacional de las Mujeres, más 18 instituciones y organizaciones de la sociedad civil, coordina la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes.
En cuanto a la distribución territorial y la migración interna, hay regiones que ofrecen escenarios opuestos, expresión de las desigualdades socioeconómicas. La frontera norte atrae población, mientras la sur-sureste es predominantemente zona expulsora. Con una racionalidad que busca equilibrar las diferencias se apuntalan diferencialmente las regiones. Hay medidas encaminadas a conservar la fuerza de atracción de la población en la frontera norte, con incentivos fiscales principalmente; en el sur-sureste se busca detonar la reactivación económica, el mercado y el empleo. Esta zona es prioridad para la inversión en el desarrollo urbano y vivienda (y tiene menor presión hídrica), en la construcción de caminos rurales y de los más grandes proyectos de infraestructura. Junto con la descentralización de algunas instituciones del gobierno federal, estas medidas contribuyen a la reorientación de flujos de población.
Entre los principales retos de la política de población están estimar los efectos a mediano y largo plazo de la pandemia de covid-19 en la dinámica poblacional y en las proyecciones; diseñar una estrategia de atención y cuidados que anticipen los efectos sociales y económicos del envejecimiento de la población; transversalizar la igualdad sustantiva en las estimaciones sociodemográficas; lograr una distribución territorial sostenible; articular los efectos del cambio climático y otras amenazas naturales en la dinámica poblacional; estimar los efectos sociodemográficos de la violencia derivada del crimen organizado, conflictos políticos, religiosos, y violencia contra las mujeres, niñas, niños y adolescentes; hacer valer los derechos y respetar la movilidad de migrantes en un marco de seguridad, orden y regularidad, así como fomentar la inversión y mejorar las condiciones económicas en los países de origen.
* Secretaria general del Conapo
Twitter: Gabrielarodr108