Fue la gente que llegaba y llenó las calles cercanas a la avenida Juárez la que decidió el rumbo del mitin. Sí, los citaron para apoyar las medidas dictadas por el gobierno para reconducir el destino de la energía eléctrica en el país, pero eso se convirtió en un gran acto en favor de la revocación de mandato.
El evento estaba programado para las cinco de la tarde y la gente esperaba que la convocante, Claudia Sheinbaum, en calidad de ciudadana –pidió permiso para ausentarse del cargo público por un día– hiciera uso de la palabra, pero dos horas después apenas empezó su discurso.
Los asistentes pagaron con lágrimas de sudor el exceso de discursos, tal vez hasta inútiles, que tuvieron que aguantar de pie, con el sol encima, para escuchar a la jefa de Gobierno que los invitó a caminar a contracorriente de las amenazas y dificultades impuestas por los órganos electorales colocados para obstaculizar, así parece, la consulta.
La jefa de Gobierno no se equivocó, decidió acompañar a quienes tenían como primera exigencia acudir el domingo a las urnas para ratificar al presidente Andrés Manuel López Obrador, en el puesto que ahora desempeña, mediante la consulta popular para la revocación de mandato y les platicó de la importancia de una ley como la que ejercerán los ciudadanos el 10 de abril.
También les recordó cuál ha sido la postura de las autoridades electorales frente al ejercicio de la revocación y advirtió de la fuerza del voto en una consulta como la que se realizará.
En el estrado coreaban las arengas de la funcionaria todos los alcaldes de Morena, menos el de Xochimilco, José Carlos Acosta Ruiz, a quien no se le vio por ningún lado, pero también estaba el secretario de Turismo, Miguel Torruco, y algún otro que formaban un grupo compacto con Sheinbaum.
También fue una muestra de fuerza. Las cifras entre los organizadores y la policía eran muy grandes, aunque la más certera fue la que dio Amalia, joven muy apegada a Morena: “Somos un chingo”.
Los carteles con la foto de López Obrador se vieron desde Paseo de la Reforma hasta el Monumento a la Revolución, donde se encontraba la tribuna en la que Claudia Sheinbaum recordó que los restos del general Lázaro Cárdenas descansaban ahí, en esa mole, y luego con voz firme explicó también la profundidad de las medidas que en cuestión de energía ha tomado el gobierno federal.
Con esa idea se asomó al futuro que, predijo, será mejor que el que hoy se tiene y mucho mejor de lo que se tenía hasta el sexenio pasado. El acto estaba por culminar. El músculo se había mostrado.
De pasadita
Nos comentan que quien era procuradora Social, Patricia Ruiz Anchondo, renunció al puesto el 31 de marzo. Hasta ahora no hay una o un sustituto para el cargo, por más que este puesto sea estratégico para el gobierno local.
Pero lo cierto es que esa procuraduría ha resultado inútil frente a los grandes problemas que representan los desarrollos inmobiliarios en la ciudad.
La ley no da a la Prosoc ninguna arma para hacer justicia en los conflictos vecinales que seguramente caen como lluvia en la dependencia y que no se pueden arreglar sólo con buenas intenciones.
Ruiz Anchondo, profundamente política, seguramente servirá en algún otro frente más aguerrido en el gobierno local porque está hecha para tomar decisiones profundas con justicia, cosa casi imposible desde el sillón en el que se encontraba. Suerte a Patricia.