Ciudad de México. El secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, dijo que contestará sólo ante las autoridades las acusaciones de la oposición por acciones vinculadas a la consulta de revocación de mandato y el presunto uso de un avión de la Guardia Nacional para promover ese proceso. "Ya lo declararé en su momento ante la autoridad correspondiente"-
—¿Violó la ley?
—De ninguna manera, aseguró.
Más allá de ese par de comentarios, el funcionario repitió unas 50 veces "no voy a dar declaración" para evadir las preguntas de los reporteros durante un atropellado trayecto de Palacio Nacional hasta el vagón del Metro Zócalo, dirección Cuatro Caminos. El ex gobernador de Tabasco buscó así la manera de zafarse de la situación al mezclarse entre la multitud.
El funcionario llegó a pie a la calle corregidora, lateral de Palacio Nacional donde se detuvo unos minutos a hablar con la secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel. Enseguida tomó el pasillo peatonal que lleva a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por lo que los reporteros de la fuente presidencial que hacen guardia en las inmediaciones del despacho del Presidente López Obrador lo siguieron.
Por más que se le pidió que contestara alguna de las preguntas relacionadas con las acusaciones que le hizo la oposición en el sentido de que usó un avión de la Guardia Nacional para la promoción de la consulta de revocación de mandato, así como de la advertencia del PAN de que ya no es un interlocutor válido, el funcionario siguió su paso acompañado de algunos integrantes de su equipo de seguridad.
Los agentes trataban de evitar que los comunicadores se acercaran. López Hernández Llegó al extremo de decir que el diálogo con la secretaria Montiel fue sobre un partido de futbol.
Adán Augusto López siguió caminando aprisa por el costado del edificio de las oficinas del gobierno de la Ciudad de México, donde algunos de los transeúntes veían con curiosidad la situación y preguntaban quién era el personaje. Unos jóvenes apostados en el sitio que piden la legalización de la margiuana lo reconocieron y le gritaron "ya legalícela". Otro le espetó: "¿Su baño de pueblo?"
Uno de sus guardias le alcanzó un boleto del Metro y avanzó hacia los torniquetes y luego le hicieron la indicación para que tomara la escalera dirección Cuatro Caminos. Ya en el andén llamó a uno de sus colaboradores y le dijo algo en el oído, posiblemente que le alistaran un automóvil para salir de la situación.
Es así que a la siguiente estación, Allende, se bajó, y tomó un taxi, aparentemente para volver a Palacio Nacional.
En el aire - o sólo con una mecánica respuesta de "no voy a dar declaración, yo no doy declaraciones" quedaron otras preguntas relacionadas con sus recientes actividades y su función como secretario de Gobernación.