Lima. El presidente peruano, Pedro Castillo, derogó ayer en la tarde un decreto de toque de queda tras el desafío generalizado en las calles, mientras se multiplicaban las protestas contra las alzas de los precios de los combustibles y los fertilizantes provocadas por la guerra en Ucrania.
“Debo anunciar que a partir de este momento vamos a dejar sin efecto la inamovilidad. Corresponde llamar a la tranquilidad del pueblo peruano”, dijo Castillo en una reunión con el Congreso, anuncio que fue recibido con vítores por centenares de manifestantes congregados cerca de la sede parlamentaria y en otras partes de Lima, afirmando que habían doblado la mano al presidente.
Castillo emitió un repentino mandato de toque de queda minutos antes de la medianoche del lunes, que ordenaba a los limeños permanecer en sus casas entre las dos de la mañana y la medianoche, en un intento de frenar las protestas por el aumento de los precios.
Sin embargo, el decreto desencadenó una nueva crisis para el gobierno de Castillo, ya que miles de personas salieron a la calle para desafiarlo.
En Lima, cuatro policías resultaron heridos en choques con manifestantes que causaron destrozos en el Palacio de Justicia y en la sede nacional de la fiscalía, donde rompieron algunas ventanas. Los inconformes arrojaron piedras a la policía montada y causaron destrozos a una patrulla, informó el gobierno.
Las sanciones occidentales a Rusia han cortado el suministro de petróleo y fertilizantes, perjudicando a economías emergentes frágiles como Perú.
Castillo llegó al poder el año pasado con el apoyo abrumador de la población rural de Perú, pero el aumento de los precios ha llevado a ese mismo grupo a protagonizar las protestas más importantes en lo que va de su mandato.